A fin de preservar la tierra y darle un cuidado especial potenciando su utilidad como fuente de materia orgánica, es que la joven ambientalista Carolina Tolaba, realiza un trabajo especial desde la granja "Vida Digna".
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A fin de preservar la tierra y darle un cuidado especial potenciando su utilidad como fuente de materia orgánica, es que la joven ambientalista Carolina Tolaba, realiza un trabajo especial desde la granja "Vida Digna".
La labor que procura hacer desde el espacio comunitario es esencialmente manual y sin químicos para que la fertilidad resulte desde el primer instante y garantice el almacenamiento de la reserva de agua, nivelando el ciclo de nutrientes del ecosistema.
"Trabajamos con abono orgánico, que está todo hecho por nosotros. Tenemos la huerta en la que utilizamos primero todas las cáscaras de verduras que sobran como papa, de fruta y de cebolla para preparar la tierra", expresó Tolaba, indicando cómo el reciclaje permanente de los desechos orgánicos es potable para futuros cultivos.
El proceso continúa al humedecer la tierra, porque hay que esperar que los microorganismos efectúen la biodegradación y puedan crecer nutrientes para que se alimenten las plantas. "Bajo de la tierra se descompone más rápido que por fuera, como ser cáscara de zapallo, de habas y de papa, entre otros residuos orgánicos para mantenerla en humedad siempre", comentó la activista y luego explicó que depende de la época del año la demora de la biodegradación ya que en invierno tarda cinco meses y -en verano- sólo tres.
La humedad en la tierra es importante, pero se debe tener un cuidado especial. "En época de lluvia, lo ideal es tapar el proceso de abono porque si se llena de agua, ya no sirve por eso hay que cuidarlo. Nosotros lo medimos y tenemos la temperatura de 49ºC", aseguró.
Luego, cuando pasa el tiempo de tres a cuatro meses -promedio- resulta una tierra con una textura más suelta. "Salen un montón de verduras", expresó. Al final, la hortaliza o la flor, hay que mantenerla con agua pero sólo humedecida, según detalló la joven que valora llevar a cabo esta tarea y -mucho más- cuando se trata de enseñar a los niños.
"Ayudamos a nuestros hijos a aprender sobre la conservación de la tierra y cómo cultivar una planta. Yo aprendí de los abuelos de antes y es lindo saber todo esto y practicarlo paso a paso", comentó Tolaba quien considera que es una enseñanza enriquecedora para las generaciones que se vienen pues es hermoso descubrir los secretos del proceso de una planta, desde que es semilla hasta su cosecha.