Como es sabido, la feligresía católica de Jujuy vivirá en julio una celebración religiosa: la beatificación del presbítero Pedro Ortiz de Zárate (1622-1683).
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Como es sabido, la feligresía católica de Jujuy vivirá en julio una celebración religiosa: la beatificación del presbítero Pedro Ortiz de Zárate (1622-1683).
Con este motivo el intendente de San Salvador de Jujuy Raúl Jorge visitó al obispo Daniel Fernández, a quien le entrego el Decreto que determina el interés municipal de ese acontecimiento religioso que tiene a un hijo nativo de estas tierras como protagonista.
En la oportunidad, el obispo de la Diócesis de Jujuy dio a conocer una carta enviada por el papa Francisco con motivo de la dicha beatificación y, además, la celebración del centenario de la coronación pontificia de la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya.
Jorge explicó que "se trata de una carta que le enviara el Papa Francisco a nuestro Obispo de Jujuy quien tuvo la amabilidad de compartirla con el municipio y empezar a conformar las comisiones correspondientes junto a la Iglesia, el Concejo Deliberante y Provincia, para poner en valor "una gran fiesta para Jujuy en el mes de Julio y la celebrar la beatificación que significa para la Argentina una cuestión similar de lo que fue la beatificación del Cura Brochero en Córdoba".
En tanto, Monseñor Daniel Fernández, agradeció la visita del Intendente Municipal: "puesto que es momento de empezar a trabajar en la beatificación de los Mártires del Zenta y ciertamente Don Pedro Ortiz de Zárate significa para la Provincia de Jujuy una figura prestigiosa, como gobernante de la ciudad, padre de familia, esposo y después como sacerdote y misionero, por lo que no podemos dejar pasar por alto el testimonio tan importante", destacó el obispo Fernández en alusión a Pedro Ortiz de Zárate.
Trágica muerte en valle de Zenta
Pedro Ortiz de Zárate nació en San Salvador de Jujuy en el año 1622. Provenía de una familia de conquistadores, poseedora de varias encomiendas en la región.
Gracias a sus conexiones políticas y familiares llegó a ostentar el cargo de alférez real de su ciudad natal. Posteriormente, en el año 1644, se casó con Petronila de Ibarra y Argañarás, quien también pertenecía a una de las familias coloniales de la zona.
El matrimonio terminó trágicamente nueve años después, ya que un edificio se desplomó sobre la esposa, dejando viudo a Zárate. A partir de este acontecimiento, Zárate abandonó su vida civil para estudiar en el seminario de la ciudad de Córdoba, ordenándose como sacerdote en 1675. Como religioso, se dedicó a la evangelización de los indígenas del Chaco.
Como parte de su labor misionera, Zárate debió mediar entre las autoridades españolas y los grupos indígenas. Pese a sus intentos por establecer la paz, los nativos atacaron la comitiva formada por el cura y los jesuitas Diego Ruiz y Antonio Solinas. Los tres murieron asesinados el 27 de octubre de 1683 en el valle de Zenta.