El público de pie muy emocionado aplaudía a rabiar, con mucha pasión. Fue un aplauso que, en realidad, por la calidad de los artistas que permitió meternos en la historia real, estaba dirigido a los héroes jujeños de Malvinas. Es que cada escena del musical "Malvinas, gloria y honor" llevó a cada uno en la platea a ese momento, a revivir lo que en 1982 nos sucedió a todos los que vivíamos en este bendito país.
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El público de pie muy emocionado aplaudía a rabiar, con mucha pasión. Fue un aplauso que, en realidad, por la calidad de los artistas que permitió meternos en la historia real, estaba dirigido a los héroes jujeños de Malvinas. Es que cada escena del musical "Malvinas, gloria y honor" llevó a cada uno en la platea a ese momento, a revivir lo que en 1982 nos sucedió a todos los que vivíamos en este bendito país.
Cada anuncio del gobierno, cada mensaje de engaño, cada injusticia en la forma en que se llevaron a nuestros jóvenes, cada lágrima de las madres, novias y amigos que no pudieron siquiera despedir a sus soldados. Cada instante de esos dos meses y 12 días que duró la guerra, fueron puestos en escena con el elenco de cantantes jujeños seleccionados para esta obra de Marisé Monteiro, que se estrenó en la noche del jueves, en la explanada de Casa de Gobierno.
Los que simplemente fuimos espectadores de una guerra que nos impusieron, y en nombre de la cual jugaron con el sentimiento de la gente común, niños y familias que creyeron que podían ayudar y acompañar a los jóvenes que habían sido reclutados a las islas, con cartas y envíos de comida y chocolates, sentimos el dolor tan profundamente, es inimaginable el dolor y la desazón de ellos, los que estuvieron en esas frías tierras, cumpliendo con la patria, entregando sus vidas, algunos literalmente porque no volvieron, y otros que la entregaron porque aunque salieron con vida, no salieron ilesos. Sus cuerpos y sus mentes nunca volvieron a ser los mismos. Y nuestro país no los abrazó.
Ese es el mensaje de esta puesta que contó con la dirección de Nacho Medina, con la asistencia de Cecilia Córdoba, para una idea original de Luis Medina Zar, los arreglos vocales de Lula Ricotti, y el vestuario de Natalia Godoy.
El musical contó con la producción de la Secretaría de Cultura de la Provincia, con un impecable elenco de artistas jujeños integrado por Elisa Stella, en el papel de Pachamama y de Patria, quien con una sólida y sentida interpretación, penetró en el corazón del público con un grito desagarrados, abrazando al soldado caído; el soldado es Cheo Alderete, quien también logra con la sencillez de los jóvenes contar a la platea en primera persona, el sufrimiento físico y emocional de nuestros héroes; y la madre, personaje interpretado por Angélica Simón, quien también puso a disposición de esta creación sus dotes interpretativas, logrando el énfasis casi real de esta parte de la historia.
Completan esta historia, la novia del soldado, interpretada por Natalia Ricotti; el amigo, en la piel de Martín Lazarte; la joven desconocida, Vico Llanos; y el soldado sobreviviente, José María Perea, quien también se destaca en esta puesta por la calidad de su interpretación y por su emoción real al contar la historia.
Las cartas, de los soldados a sus madres, de los niños a los soldados, de las novias, de ellos a sus hijos, las cartas, que reflejan toda la guerra, tuvieron mucho protagonismo en esta historia, y sirvieron para crear obras de teatro y guiones de cine. Esas cartas, que fueron reales, algunas llegaron a destino, otras no y se encontraron años después en algún lugar sin haber cumplido su propósito inicial.
Esas cartas, leídas hoy provocan el llanto de nuevo, esas cartas son las que ayudan a no olvidar, a seguir diciendo "gracias" a nuestros héroes, y aunque tarde también provoca pedirles perdón eternamente.
Sin dudas, el arte y la realidad se mezclaron en el corazón del público que presenció este estreno, y entonces al final, el aplauso se dirigía indeciso entre los artistas y entre los soldados reales, a esos con quienes todos todavía estamos en deuda.
La presentación contó con la presencia de dos veteranos de esta guerra innecesaria, que se cuenta en las páginas de la historia de nuestro país, Miguel Morales, quien dirigió algunas palabras al público, desde el escenario al concluir la obra; y el presidente del Centro de Veteranos de la Provincia, Paulino Guanuco.
Una acertada propuesta desde el arte, para reivindicar, recordar y enaltecer a quienes en ese momento dieron todo por nuestra Argentina.
La obra termina nombrando a cada uno de los soldados jujeños que fueron a Malvinas. Continuará poniéndose en escena en distintos escenarios del interior de la provincia.