"El Espíritu Santo obró en nosotros tan profundamente que sin saberlo nos unimos en oración entonando las canciones litúrgicas desde nuestro lugar en la iglesia", afirmaron Claudia Marcela Acosta y Cruz Lascano.
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"El Espíritu Santo obró en nosotros tan profundamente que sin saberlo nos unimos en oración entonando las canciones litúrgicas desde nuestro lugar en la iglesia", afirmaron Claudia Marcela Acosta y Cruz Lascano.
"Amo al señor porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco" bien podría ser el resumen de lo que les sucedió a estos dos médicos jujeños, quienes individualmente conformaron cada uno una familia con hijos que los impulsó a abrazar la fe y la oración como una forma de iniciar la jornada diaria con protección divina para ejercer con mucha entrega una profesión que a diario los enfrenta con el dolor de sus hermanos, léase pacientes.
Claudia Marcela Acosta es infectóloga y Cruz Lascano reumatólogo ambos conocen del sufrimiento, cada uno en su especialidad, para Acosta con una pandemia que golpeó a la humanidad y a Lascano que sabe que el reuma puede aparecer de un día para el otro y le cambia la vida a la gente.
La Divina Providencia los acercó a la misa de 8 en la iglesia Catedral y cada uno desde su lugar acompañaban con el canto a Carlos Aguado, un ministro de eucaristía que cada mañana "servía" al Señor entonando las canciones de la liturgia con una voz suave y muy entonado que hacía que los fieles lo acompañaran, hasta que hace muy poco tiempo, un par de meses, partió al Reino Celestial.
Al dolor de su partida se le sumó un profundo silencio solo interrumpido por muy "buenas voluntades", hasta que una mañana "los colegas" presintieron que algo estaba por suceder. El primer paso fue comenzar a sentarse más cerca ya que se conocían al haber trabajado juntos en el hospital "San Roque".
Cruz Lascano recordó que "sin decirlo comenzamos a percibir que los dos sentíamos lo mismo, cada uno de manera individual pensaba que teníamos que hacer algo porque se sentía la ausencia de esa persona que tan bien cantaba, hasta que un día lo sentí con mayor fuerza, terminada la misa me fui a mi trabajo y fue cuando recibí un mensaje de Marcela".
Por su parte, Acosta agregó que "siguiendo mi camino de transformación entendí que debía ser una devoto de misa y comunión diaria y eso me llevó a la iglesia Catedral ya que debía acomodar mi vida, cumplir con lo que sentía y allí me encontré con mi colega y fue un verdadero llamado ya que un día, el que menciona, hablé con un hermano de la Catedral a quien le dije ¿que debía hacer para poder 'servir' cantando?".
Con una amplia sonrisa de satisfacción y beneplácito recordó que "ese señor me dijo que no había ningún impedimento, que al otro día podía cantar y ahí yo dije que 'éramos dos' sin siquiera haberle consultado nada a Cruz pero ya lo había comprometido y al otro día al llegar fuimos recibidos por Jackie quien nos brindó la posibilidad de comenzar a cantar constituyendo de esa manera el ministerio de música".
"En el mensaje de texto me decía que 'había sentido que tenía que hacer algo por el ministerio de música y que había hablado con el padre y con Jackeline y fue muy impresionante porque yo había sentido que tenía que hablar con ella para que cantemos, pero evidentemente en ella el llamado fue más fuerte porque directamente fue y habló y con una carcajada me dijo 'te metí en el problema', lo que motivó que la llame y le agradezca muchísimo que me haya tenido en cuenta ya que había sentido lo mismo y ahí fue cuando nos dimos cuenta de que el Espíritu Santo nos había motivado para que hagamos algo más, ya que nos encanta estar en misa, pero que nos permite colaborar en algo, fue maravilloso", aclaró Cruz Lascano.
Finalmente, aclararon que "nos da mucha vergüenza" y agregaron que "tenemos que practicar, ensayar, pero el tema es que no tenemos mucho tiempo, pero es una satisfacción colaborar, servir al Señor cantando y así poder sentirnos parte de la comunidad, no solo de venir y escuchar la misa sino poder sentirnos más cerca" recalcando que "desde nuestra posición estamos más cerca del Sagrario y eso hace que uno se sienta más cerca de Dios".