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Cuando te alcanza el pasado...

Lunes, 19 de junio de 2023 01:02

"Quien olvida su historia está condenado a repetirla" escribió el poeta y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y su pensamiento quedó escrito en la entrada del bloque número 4 del campo de Auschwitz, lugar donde se cometieron los más horrorosos experimentos y crímenes de lesa humanidad. La frase cae con la fuerza de un combazo sobre la conciencia de aquellas sociedades que, aunque sin alcanzar el mayúsculo volumen de la monstruosidad nazi, no logran mantener la distancia entre los episodios dolorosos vividos en su historia reciente, y de manera recurrente repiten los mismos errores que terminan reinstalando los momentos de angustia que tanto les costó superar. Y lo peor, es que cuando esto ocurre, sin darse un momento para reflexionar acerca de los posibles errores propios que generan esa "remake", todos los protagonistas del cruel episodio se apresuran a exculparse y simplifican la cuestión buscando culpables en la vereda de enfrente. Algo así se vivió en Jujuy en estos días. Hubo manifestaciones populares, reclamos legítimos de trabajadores, particularmente docentes, cuyos salarios son el reflejo de la impotencia de un país y la ineficiencia (o inexistencia) de planes económicos de un gobierno nacional, al que muchos suponen ya en retirada en medio de una inflación inmanejable, y de un gobierno provincial al que ven como agresivo y que manifestó que no puede ofrecer más de lo que está dando a sus empleados. Pero a caballo de esta situación, se sumaron otros intereses, algunos de orígenes genuinos, y otros, los de siempre, los pescadores de ríos revueltos, sempiternos sembradores de la antigestión, que se solazan en el escándalo y suponen que crecen en medio de la discordia. Así volvieron a las calles y las rutas de Jujuy, manifestaciones durísimas, enfrentamientos violentos, heridos, contusos, detenidos, y las acusaciones mutuas de haber arrojado esa primera piedra, que hoy ya nunca nadie sabrá de qué bando partió. Y volvió el dolor, y la lucha de pobres contra pobres: pobres docentes, pobres integrantes de comunidades aborígenes, pobres agentes de policía, chocando entre palos, piedras, balas de goma, insultos y agravios cruzados, como si todos no fuesen el mismo pueblo, agobiado por los mismos problemas. ¿Hay responsables? Seguro que los hay, pero nunca en la dimensión que merezca una batalla campal entre jujeños. Y que no se pueda solucionar.

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"Quien olvida su historia está condenado a repetirla" escribió el poeta y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y su pensamiento quedó escrito en la entrada del bloque número 4 del campo de Auschwitz, lugar donde se cometieron los más horrorosos experimentos y crímenes de lesa humanidad. La frase cae con la fuerza de un combazo sobre la conciencia de aquellas sociedades que, aunque sin alcanzar el mayúsculo volumen de la monstruosidad nazi, no logran mantener la distancia entre los episodios dolorosos vividos en su historia reciente, y de manera recurrente repiten los mismos errores que terminan reinstalando los momentos de angustia que tanto les costó superar. Y lo peor, es que cuando esto ocurre, sin darse un momento para reflexionar acerca de los posibles errores propios que generan esa "remake", todos los protagonistas del cruel episodio se apresuran a exculparse y simplifican la cuestión buscando culpables en la vereda de enfrente. Algo así se vivió en Jujuy en estos días. Hubo manifestaciones populares, reclamos legítimos de trabajadores, particularmente docentes, cuyos salarios son el reflejo de la impotencia de un país y la ineficiencia (o inexistencia) de planes económicos de un gobierno nacional, al que muchos suponen ya en retirada en medio de una inflación inmanejable, y de un gobierno provincial al que ven como agresivo y que manifestó que no puede ofrecer más de lo que está dando a sus empleados. Pero a caballo de esta situación, se sumaron otros intereses, algunos de orígenes genuinos, y otros, los de siempre, los pescadores de ríos revueltos, sempiternos sembradores de la antigestión, que se solazan en el escándalo y suponen que crecen en medio de la discordia. Así volvieron a las calles y las rutas de Jujuy, manifestaciones durísimas, enfrentamientos violentos, heridos, contusos, detenidos, y las acusaciones mutuas de haber arrojado esa primera piedra, que hoy ya nunca nadie sabrá de qué bando partió. Y volvió el dolor, y la lucha de pobres contra pobres: pobres docentes, pobres integrantes de comunidades aborígenes, pobres agentes de policía, chocando entre palos, piedras, balas de goma, insultos y agravios cruzados, como si todos no fuesen el mismo pueblo, agobiado por los mismos problemas. ¿Hay responsables? Seguro que los hay, pero nunca en la dimensión que merezca una batalla campal entre jujeños. Y que no se pueda solucionar.

Dentro del marco de la gravísima situación económica nacional, la inestable situación política que atraviesa la tensión y los reacomodamientos de la inminente llegada de las Paso, son reales los bajos salarios, es real el esfuerzo del estado provincial por acercarse a las pretensiones sindicales, es real la preocupación de las comunidades aborígenes por resguardar los derechos que les asisten y también lo es la preocupación del gobierno por poner orden a una cuestión que no puede prolongarse indefinidamente en situaciones de litigio. Pero no ayudó en este tema el tratamiento exprés de las reformas a la Constitución, a pesar de los insistentes pedidos de la oposición de tener más tiempo para la participación de la gente y el tratamiento de los temas; no ayudaron las amenazas desde el gobierno con un decreto intimidante ante la proximidad de los conflictos (el decreto, felizmente se derogó, pero ya había encendido la mecha). No ayudaron las ideologías extremas que fogonean el conflicto y se exponen deliberadamente al choque para lograr la notoriedad mediática que de otra manera no alcanzan. El gobierno señaló frontalmente a la izquierda por su vocación de "combativa". Y al kirchnerismo y a la propia Milagro Amalia Ángela Sala de Noro, de estar alimentando las hogueras desde su prisión domiciliaria, como una manera directa de socavar el camino y dinamitar la imagen de Gerardo Morales en su intento Presidencial 2023. Todo tiene que ver con todo. Todos tienen una parte de la razón y ninguno la tiene completa.

Aparecieron voces pidiendo calma. El Obispo de Jujuy, Daniel Fernández dijo: "Todo se puede lograr con el diálogo y todo se pierde cuando la palabra cede el paso a la violencia... la paz es fruto de la Justicia y la Justicia es una tarea que nos compromete a todos día tras día". Desde la principal oposición, el Justicialismo, el presidente del PJ Rubén Armando Rivarola coincidió: "Hoy cuando las posiciones parecen irreconciliables, es cuando todos, gobierno provincial, dirigentes gremiales y sociales, y todos los que somos responsables, debemos aportar a un clima de concordia para desarrollar nuestra vida en paz". Funcionarios encabezados por los ministros de Gobierno Normando Alvarez García, de Seguridad Guillermo Corro, de Ambiente María Inés Zigarán y de Desarrollo Humano Alejandra Martínez, intentaron un diálogo en plena ruta, pero no lograron ser escuchados y hasta fueron agredidos a piedrazos. Los que hoy se oponen a una reforma constitucional ya hecha, aprobada y lista para ser jurada, deben entender que frente a un hecho legal y políticamente consumado, la protesta es una cuestión tardía y anacrónica, y los nuevos esfuerzos podrían canalizarse, con firmeza y seriedad, hacia las nuevas leyes y sus respectivas reglamentaciones, emergentes del nuevo orden constitucional. Exigiendo al gobierno idéntica actitud. Ojalá se pueda. Ojalá que todos recordemos la historia, para que no demos pasos atrás. El enorme riesgo es que nos alcance el pasado, nos atrape y no nos permita avanzar más.

Mientras tanto la política sigue ardiendo en su propia hoguera. Los frentes nacionales trabajan en alianzas y acuerdos, buscando fórmulas, propias o cruzadas que sean atrayentes, y nombres convocantes. Se espera el "dedazo" de CEFK, y se espera que tampoco a los Juntos por el Cambio, los alcance su propio pasado de desencuentros letales. En Jujuy a los frentes presentados, Juntos por el Cambio, Unión por la Patria, FIT, Unidos por nuestro país, Democracia Cristina y Gana Jujuy, se les sumó el Frente Primero Jujuy, que llevará listas propias, aunque hasta diciembre, seguirá compartiendo el gobierno con los radicales.

Ojalá los jujeños, podamos dejar atrás el dolor y la incertidumbre, y podamos reencender los motores de la esperanza.