Cuando Catalina Lombardo decidió viajar, fue en 2017. No obstante, esperó el tiempo adecuado para aventurarse hacia nuevas tierras y así construir su destino, travesía que concretaría un año después.
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Cuando Catalina Lombardo decidió viajar, fue en 2017. No obstante, esperó el tiempo adecuado para aventurarse hacia nuevas tierras y así construir su destino, travesía que concretaría un año después.
De profesión arquitecta, esta joven emprendió camino hacia México junto a su novio y gracias a la vocación llena de entrega que supieron estudiar, compartieron el trabajo productivo. "Fue muy positivo, pero estábamos sin papeles y era más complicado todo, entonces decidimos irnos en el 2019 a Europa", inició su relato la jujeña.
Y es así que la vida la guiaría a Barcelona y -como ambos tenían ciudadanía europea- fue fácil gestionar su estadía en la ciudad donde experimentarían trabajar por otro año más. "Barcelona está lleno de argentinos, los dos teníamos trabajo como arquitectos entonces nos gustaba lo que hacíamos, mientras seguíamos -y seguimos- haciendo proyectos en Argentina", explicó. No obstante, en 2020 que fue el año de la pandemia mundial por covid-19, su pareja tuvo que viajar a trabajar a Suiza, mientras que ella se quedó en la ciudad española a fin de organizarse en el estudio donde desempeñaba funciones.
El amor fue a distancia durante seis meses. "Yo empecé a trabajar para Suiza y me agarró covid en el medio del caos cuando recién comenzaba y los hospitales estaban colapsados", rememoró.
"Vivía con una amiga y justo como el hermano de mi novio -que vive en Berlín- estaba en Barcelona, se quedó así que estuve acompañada", explicó la joven que -luego de la pandemia- se fue a vivir a Suiza con su novio. "Me preocupé más por mi familia en Jujuy porque estuve cuatro años sin ir, ni verlos. Con la pandemia no se podía viajar y después en Argentina, hubo un momento que no podíamos entrar al país y los pasajes estaban imposibles pagarlos", indicó. Desde el primer momento, Suiza la recibió con una linda energía. "Es hermoso vivir en la montaña, distinto con respecto a Barcelona que es más ciudad", reveló la arquitecta establecida en el Cantón Ticino. Aprendió italiano y le tocó volver a comenzar entre la nieve y la calidez de la gente del pueblo del sur suizo.
"A mí me gusta la ciudad y ahí sí o sí te tenés que mover en transporte o en auto para llegar. Pero en Suiza hay muchos lagos y mucha naturaleza", indicó.
Eso sí, ella estaba a 40 minutos de Milán en tren. Entonces también se dirigía a la ciudad para trabajar.
Permaneció tres años allí para luego, volver a un país que no le era desconocido.
"Salieron trabajos en México nuevamente", explicó. Es que fortaleció conceptos a través de experiencias y colaboraciones en estudios sobre arquitectura, labor que le apasiona en cualquier lugar geográfico donde esté. Por lo que regresar a Centroamérica fue un volver a encontrarse con amigos latinos que la esperaron con los brazos abiertos.
"De México me gusta que la gente es súper amable y te hacés buenos amigos rápido. México para mí fue un gran trampolín en lo profesional, cuando llegué mis gustos arquitectónicos cambiaron y fui aprendiendo otros estilos y otras ramas de la carrera", afirmó resaltando contrastes. "En Suiza son muy precisos y eficientes en todo. En lo laboral me ayudó bastante a sintetizar y a saber muy bien cuál es el punto y lo importante", comentó.
No obstante, ambas vivencias le sirvieron para cambiar.
"Es difícil comenzar desde cero y obvio que hay días que te sentís sola, pero bueno, es tiempo", expresó quien en diciembre del año pasado cedió ante sus ganas de regresar al país. "Caí de sorpresa y fue hermoso, llegué a Jujuy justo el día que Argentina ganó el Mundial", comentó emocionada ya que después de tanto tiempo, volvía a ver a sus padres y amigos. "Mis viejos no podían creerlo y a mis amigas las encontré festejando en la plaza Belgrano", aseguró la arquitecta que extrañaba demasiado sus afectos y el sabor típico de la humita. "Alfajores y mate se encuentra en Italia, los compraba a un local de golosinas argentinas. Pero la humita era imposible encontrar". Esta ciudadana de mundo es además observadora de las culturas que descubrió. "Los italianos son parecidos a nosotros, por ejemplo, los domingos almuerzan en familia y hacen sobremesa", explicó Catalina que hace de embajadora argentina al comentar a sus amigos extranjeros que los paisajes más lindos del mundo se encuentran sólo en Jujuy.