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Murió el hacker más famoso del mundo

El legendario Kevin Mitnick fue el primer pirata informático mundialmente conocido. Inspiró libros y películas y figuró en la lista de los más buscados por el FBI.

Viernes, 21 de julio de 2023 21:51

Cientos de reportajes, varias películas y cuatro libros. Una condena a cinco años en la cárcel y una prohibición de acercarse a una computadora o un teléfono por tres años.

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Cientos de reportajes, varias películas y cuatro libros. Una condena a cinco años en la cárcel y una prohibición de acercarse a una computadora o un teléfono por tres años.

Y todo por un "juego de alto riesgo", que no hacían daño a nadie. Kevin Mitnick murió este domingo en Estados Unidos y dejó tras de sí un legado y un título que nadie le pudo arrebatar: el ser el hacker más famoso del mundo. 

Tanto su familia como una portavoz de la empresa de ciberseguridad de la que es propietario, KnowBe4, confirmaron que Mitnick falleció por el cáncer de páncreas con el que venía batallando hace varios años.

Sin embargo, pocos lo recuerdan por lo que hizo con su empresa, porque su vida de criminal —inofensivo, según él— tiene tantas anécdotas como interesados en escucharlas.

Mitnick nació en Los Ángeles el 6 de agosto de 1963, y a partir de 1966 comenzó a jugar con sistemas telefónicos e informáticos.

Lo que al principio era una diversión fue convirtiéndose, poco a poco, en una "curiosidad intelectual" que desembocó en el delito. Así fue que en 1988 logró robar un millón de dólares en software propietario de Digital Equipment Corporation, su primera incursión en el crimen. 

Hacker contra hacker
Por ese robo, fue detenido y condenado a un año de cárcel y tres de libertad condicional. Sin embargo, su "espíritu libre" lo llamó de nuevo, y en 1993 la Justicia emitió una nueva orden de detención contra Mitnick, que había violado esa libertad condicional.

Esta vez, su fuga fue cinematográfica. El hacker intervino en los teléfonos de los agentes que lo estaban buscando y logró despistarlos.

Sin embargo, Mitnick pecó de arrogante. Como un duelo en la red lo había convertido en enemigo del experto en ciberseguridad japonés Tsutomu Shimomura, decidió robarle algunos correos electrónicos en la Navidad de 1994. Shimomura fue al FMI y se ofreció como voluntario para cazar a Mitnick, una misión que cumplió apenas unos meses después gracias a un software capaz de reconstruir las sesiones de la computadora de un usuario.

La Justicia, esta vez, fue implacable: cinco años de prisión por haber conseguido, gracias a sus habilidades en la intromisión informática, acceso a unos 20.000 números de tarjetas de crédito, incluidos algunos pertenecientes a magnates de Silicon Valley. Mitnick y sus defensores insistieron en que era inofensivo y que no pretendía hacer daño a nadie ni obtener beneficios económicos. Para él, sus actividades no eran más que “una forma de juego de alto riesgo”. 

"Era un hacker de la vieja escuela, lo hacía por curiosidad intelectual", declaró Mitnick a la revista Wired en una entrevista de 2008. El miedo por sus habilidades era tal que Mitnick pasó un tiempo recluido en un régimen de aislamiento, por temor a que incluso la proximidad a un teléfono pudiera permitirle seguir pirateando. Según el fiscal, con solo una llamada era capaz de provocar un holocausto nuclear.

De las sombras al guante blanco
Tras su condena, Mitnick llegó a un acuerdo con la fiscalía federal en 1999. Se declaró culpable de siete delitos, entre ellos fraude electrónico y daños a computadoras. Los fiscales enfrentaban presiones de otros hackers, que a través del movimiento mundial de apoyo conocido como “Free Kevin” (liberen a Kevin) habían logrado, por ejemplo, hackear la página web del diario anglosajón The Times, obligando el periódico a cerrar durante varias horas.

Salir no fue el fin de su condena: por tres años, solo pudo acercarse a un dispositivo si tenía el permiso de su oficial de libertad condicional. “Mis delitos fueron simples delitos de allanamiento de morada. Mi caso es un caso de curiosidad”, insistió Mitnick en ese entonces.

Cuando la Justicia dejó de tenerlo entre la espada y la pared, Mitnick entendió que ya era hora de abandonar el delito. "En mi juventud cometí algunos errores realmente estúpidos de los que me arrepiento. Tengo suerte de que se me haya dado una segunda oportunidad y de haber podido utilizar estas habilidades para ayudar a la comunidad", declaró a la CNN en una entrevista de 2005.

Esa segunda oportunidad la convirtió en KnowBe4, una empresa de hackers "de guante blanco", en donde usó su experiencia para ayudar legalmente a las empresas a rastrear a las personas que intentan entrar en sus sistemas. En su página web, la compañía dice asesorar a más de 60.000 organizaciones, que emplean el plan de estudios de capacitación en seguridad cibernética que diseñó Mitnick.

También publicó unas memorias sobre su carrera como hacker, "Ghost in the Wires: Mis aventuras como el hacker más buscado del mundo", en 2011. Y hasta se vio reflejado en varias películas: la primera, "Juegos de guerra", protagonizada por Matthew Broderick, se basó en parte en las acusaciones de que Mitnick consiguió piratear los sistemas informáticos del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial cuando era adolescente. Él negó haberlo hecho.

Su muerte no pasó desapercibida. Esta vez, Mitnick no fue un buen hacker: no logró irse sin dejar rastro alguno.

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