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San Ramón de la Nueva Orán vivió un atardecer de inusual tensión este martes, cuando el hallazgo de un ofidio de proporciones considerables alteró la rutina de una familia. Pasadas las 19, un llamado al Sistema de Emergencias 911 activó a los Bomberos Voluntarios del municipio, que debieron afrontar una intervención atípica, pero cada vez más frecuente en zonas limítrofes con la naturaleza: el rescate de fauna silvestre.
La emergencia se reportó en una vivienda particular ubicada en la esquina de calle Chaco y avenida Esquiú. Al llegar, la dotación a bordo del móvil N°18 se encontró con la lógica preocupación de los propietarios, que habían divisado un ejemplar de gran porte desplazándose por el interior de la casa, un factor de riesgo especialmente sensible dada la presencia de niños en el hogar.
Tras una minuciosa inspección, el personal especializado localizó al animal oculto en la zona del lavadero, camuflado entre botellas y objetos en desuso. La captura, ejecutada con profesionalismo para garantizar la seguridad del personal y la integridad del animal, permitió identificar al imponente ejemplar como una Boa constrictor occidentalis, nombre científico de la popularmente conocida como Lampalagua o Boa de las vizcacheras.
La Lampalagua al detalle: Mitos y realidad
El ejemplar rescatado ostentaba una longitud que superaba largamente los dos metros, alcanzando exactamente los 2,37 metros desde la cabeza hasta la punta de la cola. Este dato dimensiona la magnitud del animal y explica la natural alarma generada en el domicilio.
Es fundamental destacar, tal como lo hicieron los Bomberos Voluntarios de Orán, que la Lampalagua no es una serpiente venenosa. Pertenece al grupo de las boas y su método de caza y defensa es la constricción o estrangulamiento. Si bien su mordedura puede ser dolorosa debido a su tamaño, no inyecta toxinas mortales. Se trata de un animal carnívoro, clave en el control de poblaciones de roedores y otros mamíferos pequeños en su hábitat natural.
Este tipo de encuentros con la fauna en el entorno urbano pone de manifiesto la presión que ejerce la mancha de cemento sobre los ecosistemas circundantes de las Yungas salteñas.
Regreso a su hábitat natural y recomendaciones
Una vez asegurada, la Lampalagua fue cuidadosamente trasladada a un sector agreste de las Yungas, específicamente a orillas del río Blanco, un lugar que maximiza sus posibilidades de readaptación y supervivencia lejos del peligro de la vida urbana.
Desde la institución de Bomberos se enfatizó la necesidad de que la comunidad actúe con prudencia ante situaciones similares. Recordaron que, frente al hallazgo de serpientes u otros animales silvestres potencialmente peligrosos, la mejor práctica es evitar el contacto y comunicarse de inmediato con las líneas de emergencia: el 911. La respuesta rápida de personal capacitado y con los protocolos adecuados es la clave para un desenlace exitoso tanto para los habitantes como para la fauna autóctona.