La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se puso al hombro la tarea de hacer un contrapeso dentro del PRO luego de que gobernadores del partido amarillo se solidarizaran con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, quien amenazó con no enviar ni un barril más de petróleo si el Gobierno nacional persistía con la retención de recursos coparticipables que pertenecen a la provincia patagónica.
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La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se puso al hombro la tarea de hacer un contrapeso dentro del PRO luego de que gobernadores del partido amarillo se solidarizaran con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, quien amenazó con no enviar ni un barril más de petróleo si el Gobierno nacional persistía con la retención de recursos coparticipables que pertenecen a la provincia patagónica.
Preocupada por las ramificaciones del conflicto y la erosión del apoyo a Javier Milei dentro de las filas del PRO (inclusive del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri), Bullrich redactó un documento en el cual habla de un "chantaje" del gobernador patagónico y empezó a recopilar firmas de dirigentes del partido de centroderecha del cual sigue siendo, por poco tiempo más, la presidenta.
La decisión de preparar un documento y reunir firmas del PRO la tomó la funcionaria del Gabinete desde Washington, a donde viajó como parte de la comitiva presidencial para participar de una cumbre de fuerzas políticas conservadoras.
Mientras Mauricio Macri (quien se perfila como próximo presidente del PRO) se mantiene el silencio, aunque es un secreto a voces de que acompaña el reclamo de Torres y del resto de los gobernadores de Juntos por el Cambio, Bullrich se rebela y se afianza en la retaguardia como la exponente del ala más oficialista del partido amarillo.
El documento que redactó Bullrich, que aspira a recolectar firmas de "dirigentes y militantes del PRO", recuerda que los cambios durante el gobierno de Macri, entre 2015 y 2019, avanzaron "demasiado lentamente y con exagerada prudencia y eso se pagó con una crisis que impidió la continuidad del cambio".
"La derrota parlamentaria de la ley Bases fue un duro golpe a nuestras aspiraciones, ya que mostró rápidamente las dificultades que deberá enfrentar todo plan de reforma", afirma. Y por ello hace "un llamado a la cordura a todos quienes comparten nuestra visión de un país federal en el que cada provincia genere sus propios recursos" y "en el que la continuidad y el respeto de la Constitución y las leyes, y no el chantaje, sean el punto de partida de la resolución de controversias".