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La desesperación por la compra de terrenos puede caer en engaños. Abundan las promociones de lotes privados, aunque muchos se ofrecen sin los servicios como energía y agua. Hay tierras que ni si quiera presentan factibilidad para dotarlas de redes. Con el tiempo se concretan más operaciones onerosas y al final se trunca la posibilidad de edificar una vivienda. Desde la otra vereda, los empresarios reclaman al Gobierno provincial que acompañe los proyectos de desarrollo inmobiliario con una inversión en infraestructura.
Del suelo sale una manguera negra. Así llega el agua. Una conexión precaria recorre las casas del barrio Nuestra Señora del Carmen, atrás del templete de San Cayetano. El desordenado tendido eléctrico muestra que no hubo planificación. Los vecinos relataron que compraron el terreno hace dos décadas y aún padecen la carencia de infraestructura.
“Es un problema histórico. Durante muchos años se vendió una cantidad importante de lotes sin redes en varias zonas. No solo necesitamos proteger al comprador futuro, sino también a quién adquirió en el pasado. El Gobierno provincial debe darle solución, tiene la posibilidad de sacar una ley para dar la titularidad de los terrenos, pese a que no tengan el 100% de los servicios”, dijo Juan Biella, titular de la Cámara Inmobiliaria.
Para escriturar una propiedad, la legislación indica que el espacio debe estar subdividido y con servicios.
Guillermo Durand Cornejo, diputado provincial y presidente del Comité de Defensa del Consumidor, define como caótica la situación de los loteos privados. “Es común que no posean los planos de subdivisión aprobados. Tampoco tienen factibilidad de los servicios públicos. La gente no tendrá agua ni luz. Y lo peor es que en muchos casos se exponen a problemas litigiosos. Siempre hay que verificar quien es el propietario”, remarcó.
“Hay una cuestión sociológica. La ansiedad y la necesidad para edificar los hace meterse en cualquier lado. Una buena porción de esos terrenos son perdidos o terminan en juicios”, agregó el legislador.
El techo propio brinda tranquilidad a los ciudadanos, sobre todo ante una coyuntura que lo hace más inaccesible por la falta de créditos hipotecarios. El camino apunta al ahorro y al trabajo, pero se puede esfumar de un sacudón. “Una persona se tienta por los avisos de barrios cerrados o casas prefabricadas que aparecen en algunos medios. La oferta es enorme. Sin embargo, hay que decirlo: un buen porcentaje terminan en estafa”, manifestó.
Durand Cornejo reniega porque la gente no se asesora antes de pagar por un terreno. “Entregan cinco mil pesos y desaparece el vendedor. Otras pagan altas cuotas sin poder construir. El Estado, que debe proteger a los ciudadanos, ni interviene”.
Las dudas sobre la titularidad se pueden consultar en la Dirección de Inmuebles, entre Mitre y Rivadavia.
El director general, Esteban García Bes, describió que “es notable la propagación en la ciudad de urbanizaciones que se denominan loteos, barrios privados y clubes de campo”. Por eso, detalló recaudos para tener en cuenta antes de la operación.
“Hay que identificar el lote con su respectiva nomenclatura catastral para obtener en Inmuebles la información sobre su vigencia, titularidad, gravámenes y descripción física”, especificó. Aconsejó una visita al lugar, “para constatar las condiciones de la urbanización. Es decir que tenga acceso público, que no esté ocupado por terceros, que el terreno sea aprovechable para construcción y que no sea inundable”.