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“El dedo” es la ópera prima del realizador Sergio Teubal, que se exhibe en las salas de cine. Una comedia dramática y absurda que retrocede en el tiempo, más precisamente a 1983, en un pequeño pueblo cordobés al que el director bautizó El Cerro. Allí sus 500 habitantes palpitan la primera elección a intendente que se realizará en el lugar. Los candidatos son solo dos: Baldomero (Martín Seefeld), querido por los lugareños, y el corrupto don Hidalgo (Gabriel Goyti). Todo transcurre con normalidad hasta que Baldomero aparece muerto, y su hermano, Florencio (Fabián Vena), jura venganza cortando, como evidencia, el dedo del difunto. A partir de ahí, el dedo se convierte en un objeto de veneración que rige los destinos de los lugareños. El filme, que obtuvo el premio al mejor guión en el Festival de Cine de Guadalajara (México) y que ya alcanzó los 20.000 espectadores, está basado en la novela “El dedo de Baldomero”, de Alberto Assadourian. A continuación, la charla que el director de la película, Sergio Teubal, mantuvo con El Tribuno.
¿Cómo tomaste contacto con la novela “El dedo de Baldomero” y qué fue lo que te atrapó de ella?
Fue una coincidencia. Estábamos con Carina, mi esposa, viajando camino a villa General Belgrano, en Córdoba. En medio de la ruta, en un paraje muy desolado, había un cartel que decía: “Artesano en cobre, 200 metros a la izquierda”. Pensé que tenía que frenar y conocerlo. Llegamos a su casa y el hombre no tenía tantas de ganas de vendernos artesanías como de conversar. Nos comentó sobre la novela “El dedo de Baldomero”, de Alberto Assadourian, que estaba leyendo en ese momento, pero solo pudo contarnos hasta la mitad, porque no lo había terminado. Llegamos a villa General Belgrano, a la noche, y fuimos a comer a un restaurante de comida alemana. Por estar tomando cerveza artesanal, me entregaron un diploma de honor firmado por un tal Assadourian, el hombre que estaba atendiendo la caja del restaurante. Me acerqué a preguntarle si él era el autor de “El dedo de Baldomero” y me respondió que era su hermano. Fueron dos coincidencias en un mismo día y a unos pocos kilómetros de distancia.
Después llegó el momento de llevar “El dedo...” a la pantalla grande, todo un desafío cuando se trata de tu primera película...
Sí, yo en realidad hace años que trabajo en publicidad, pero un día se me acercó un productor a proponerme que le presente historias para hacer una película. Ahí me acordé del cuento, hice un pequeño argumento y se lo llevé. Después me compré el libro por internet, lo leí entero y la historia del dedo de Baldomero me pareció un disparate lindísimo. Al poco tiempo fui a conocer al autor, que vivía en Córdoba capital, para comprarle los derechos. El me llevó a conocer los paisajes en los que se inspiró para escribir la novela.
¿El guión de la película es una adaptación fiel a la novela o te diste algunas licencias?
Es una adaptación bastante libre, porque la novela es bastante masculina y solo te cuenta la historia de Baldomero y su hermano Florencio. Todo ese universo femenino está inventado por Carina, para darle un sustento más de pueblo.
Es el típico pueblo de antes, donde hay un habitante para cada cosa: un policía, un juez de paz, un carnicero...
Sí. El libro está hecho por personajes, es decir que cada capítulo habla de cada personaje. El gran desafío de la guionista fue ponerlos a todos juntos y hacerlos hablar. Hay uno de cada cosa lo que hace que la historia sea universal, porque ves a todos los estereotipos en un pueblito chiquito.
Todos los hechos suceden alrededor del dedo de Baldomero, primero para resolver un crimen, después como objeto de culto de sus habitantes. ¿Esta especie de veneración al dedo muestra la necesidad de la gente de depositar su fe en algo?
La frase que aparece en el final: “Hay que creer para ver”, resume la premisa del filme. Ellos antes de ver para creer necesitan creer para que pueda haber un cambio. Podrían haber creído en cualquier otra cosa, pero eligieron poner su fe en el dedo.
Los protagónicos son dos actores consagrados del cine nacional: Fabián Vena y Gabriel Goity. ¿Qué fue lo que les interesó del proyecto?
Ellos recibieron el guión hace como tres años y les gustó tanto el guión que se comprometieron inmediatamente, pero pasa que financiar una ópera prima es remar muchísimo.