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Una verdadera tragedia enluta al Mediterráneo a causa de la imprudencia e irresponsabilidad del capitán del crucero Costa Concordia que naufragó el pasado viernes en las costas italianas. Ayer, los buzos de los servicios de rescate localizaron otros cinco cadáveres, elevando a 11 el número de fallecidos, mientras que al menos 29 personas siguen desaparecidas. Paralelamente, el capitán de la nave, Francesco Schettino, negó haber abandonado la embarcación, pese a un audio revelado por la prensa italiana que lo compromete seriamente y por el cual la jueza a cargo de la investigación le tomó declaración y le dictó arresto domiciliario,
Los cuerpos localizados ayer, según las primeras informaciones, se hallaban en la parte de popa del barco que se encuentra sumergida en el mar, frente a las costas de la isla de Giglio, en el mar Tirreno y llevaban el chaleco salvavidas puesto. Se trata de una mujer y cuatro hombres, de entre 50 y 60 años.
Después de la continua especulación de cifras sobre el número de desaparecidos en el accidente marítimo, la unidad de crisis constituida para hacer el seguimiento de las tareas de rescate divulgó ayer las nacionalidades de los 29 ocupantes del crucero, de los que no se tiene noticias desde el pasado viernes. Seis de los desaparecidos son italianos (entre ellos una niña de 5 años), 14 alemanes, 4 franceses, 2 estadounidenses y una peruana, Erika Soria, de 26 años, quien trabajaba como camarera en el crucero y a la que vieron saltar a una de las lanchas. También están desaparecidos un húngaro y un indio.
El personal de rescate que sigue con las tareas de localización y salvamento, que anteayer tuvo que interrumpir su actividad durante unas horas al detectar un movimiento en el barco, prosiguió ayer su trabajo, abriéndose paso entre los restos del casco con pequeñas cargas de explosivo.
Mientras prosiguen las tareas de búsqueda de víctimas, el capitán del Costa Concordia, el italiano Francesco Schettino, de 52 años, prestó declaración ante la jueza Valeria Montesarchio, en la sede del Tribunal de Grosseto (centro de Italia), quien le dictó arresto domiciliario.
Esta declaración coincide con la publicación por parte del diario milanés Corriere della Sera (que se transcribe en la página 11) de una conversación telefónica entre Schettino y un responsable de la Capitanía de Puerto, en la que se devela que el capitán abandonó la nave antes de evacuar a todos los pasajeros. Acusación que fue negada por Schettino.
Al responsable del barco se lo investiga por los supuestos delitos de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono de la nave por lo que podría ser condenado a un máximo de 15 años de prisión.