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Es uno de los pensadores que, desde Carta Abierta, más defiende al kirchnerismo. Filósofo y ensayista, Ricardo Forster es uno de los pensadores más acérrimos del Gobierno kirchnerista. Uno de los fundadores del espacio Carta Abierta, estuvo en Salta, brindó una charla en la Legislatura, se reunió con autoridades y lo que sigue le dijo a El Tribuno.
Usted está a favor de la cadena nacional en horario central. ¿Por qué al argentino que no simpatiza con el kirchnerismo le molesta tanto?
Si algo existe en América Latina es una hegemonía mediática de grupos que han concentrado la capacidad de comunicar. El dominio del espectro comunicacional en América del Sur está en manos de grandes empresas y eso no ocurre en otros países del mundo. Por ejemplo, un diario como The New York Times no puede tener radios ni canales. Aquí no es así y ahora hay una ley de medios audiovisuales que supone que hay que adecuarse. Creo que en la Argentina, la utilización de la cadena nacional es un mecanismo para comunicarse con la sociedad, sabiendo que los grandes medios van a relatar lo que sucede de manera sesgada.
¿La recurrencia a las cadenas no es un abuso de las libertades?
Si la libertad es ver un programa de televisión, no sé. En 24 horas de programación, ¿cuántas horas ocupa una cadena nacional? Por ahora no se da lo de la recurrencia y lo mejor es no hacer futurología.
¿Será un modo de reconocer que el Gobierno tiene los votos pero no tiene las audiencias?
No es así. En una sociedad massmediática, dominada por empresas comunicacionales, es muy difícil revertir la posición de estos grupos mediáticos en la construcción del sentido común y la influencia sobre la opinión pública. Pero si esto fuera algo mecánico, el Gobierno no hubiese sacado casi el 55% de los votos.
Ignacio Vélez, de Carta Abierta, dijo “Soy adicto a nuestros medios, pero ya me tienen podrido. Escucho La 740, 6,7,8, Radio Nacional, pero hay cosas que ofenden mi inteligencia”...
Una exageración de mi querido amigo Nacho. Conociéndolo a Nacho, sé que para él, radio nacional, 6-7-8 y el resto cumplen un papel clave en la disputa por el sentido común. Si esa fuera una opinión lineal de Nacho, por supuesto que no concuerdo.
El juez Lorenzetti dijo que la igualdad está en crisis en el país.
Conozco muy bien al juez Lorenzetti y no creo que él piense que en estos años no se haya avanzado en la Argentina en el sentido de la igualdad. Probablemente hace referencia a que vivimos en la Argentina y el mundo, bajo un sistema que tiene núcleos de desigualdad muy profundo. Que un país se vaya modificando no quiere decir que en 9 años logre erradicar un sistema social de injusticias, porque el capitalismo es un sistema de injusticias. Voy a decirlo como lo hubiera podido decir Lorenzetti: mientras haya capitalismo va a haber desigualdad porque los actores económicos y sociales no son iguales frente al mercado.
¿No está interpretando o traduciendo a Lorenzetti?
No lo quiero interpretar a Lorenzetti, pero creo que está diciendo que efectivamente la desigualdad es un tema no menor en la sociedad y el Gobierno también lo reconoce.
¿Cree que muchos argentinos tienen aprendida otra democracia que la que plantea este gobierno?
Creo que la democracia ha ganado mucho. Los mejores momentos del gobierno de Alfonsín fueron aquellos en los que logró consolidar en el imaginario de una parte importante de la sociedad, que la democracia era un bien sin el cual la vida se hacía siempre más miserable. Este gobierno lo que logró es liberar a la democracia del tutelaje de las corporaciones económico - mediáticas, que son las que terminaron destrozando a Alfonsín. Este gobierno logró demostrar a la sociedad que tiene el derecho y el deber de no dejarse presionar por las corporaciones que son las que históricamente han vaciado a las democracias.
¿Dentro de qué línea de la democracia se encuadra este gobierno?
Progresista. Este es un gobierno de matriz democrática, nacional, popular y latinoamericana. Cuatro palabras muy significativas que vienen a enriquecer la vida democrática, sobre todo cuando se incorpora lo popular, que siempre miró la línea democrática desde afuera. Esto está sucediendo en Bolivia, Brasil, Ecuador, Venezuela y Uruguay. No sucede en Paraguay desde el golpe que volteó a Lugo.
La eternidad es antagónica a la política... ¿la re-reelección será antagónica a la democracia?
Una cosa no es igual a la otra. La política tiene que ver con lo ilimitado, con los cambios de las sociedades. Si la política fuera una forma de la eternidad seguiríamos viendo el mundo como los griegos, con suerte, o los romanos. En el régimen presidencialista, yo defiendo una reelección, pero sucede que hay momentos de la historia de una sociedad que se plantea cómo garantizar la continuidad de un determinado liderazgo. Estoy convencido que la Argentina debe ir a un debate constitucional para innovar la Constitución del "94 y la re-reelección puede estar en el debate.
¿Qué opina acerca de que se rotule de golpista, cipayo, gorila, al que disiente o va al cacerolazo?
El disenso es parte del ABC de la democracia. No me preocupa el que piensa diferente. Me preocupa la retórica del odio. Me preocupa el lenguaje obsceno y el insulto. El Gobierno no insulta a nadie. Hay que refrendar lo que uno piensa democráticamente, creando las condiciones para saber si uno puede llevar adelante su proyecto como proyecto nacional con la legitimación de los votos. El resto es un exabrupto que recuerda que una cacerola puede derrocar a un gobierno democrático.
Sin ir a ese extremo ¿no se manifestará la gente porque quiere ser oída y no porque quiere derrocar al gobierno?
El Gobierno mira, toma nota de los sectores enojados, pero eso no significa que vaya a cambiar su política en función de un sector que protesta. Si se quejan por el dólar, el Gobierno no puede decir vayan todos y compren libremente en un contexto de crisis mundial, donde lo que hace es proteger la economía nacional. El Gobierno tiene derecho a seguir implementando sus políticas y los que están en contra tienen derecho a seguir insistiendo para ver si algún día logran ganar una elección y convertirse en gobierno.
¿Qué tienen en común y de diferente Cristina, Dilma, Evo, Correa y Chávez?
Todos esos presidentes son parte de un proyecto común. Son muy diferentes en el sentido de su travesía política y de las historias particulares, de la procedencia de cada uno, pero tienen algo fundamental en común y es que cada uno sabe que su proyecto está enlazado con el proyecto del otro. Cuando ganó Chávez todos se pusieron muy contentos.
¿Entonces la Argentina cambió de amante desde las relaciones carnales de los "90?
No eran relaciones carnales, era violación sistemática. Ahora no hay amante, hay un vínculo amoroso de pueblos que tienen un proyecto común. Argentina ha descubierto que su destino se llama América Latina.
¿Alguna crítica a la gestión de Cristina?
Hay una deuda fuerte con el sistema de seguridad en la Argentina; no se ha terminado de explicitar la política minera del país; la frontera de la soja avanza sobre la expulsión de campesinos; sigue planteándose que hay núcleos no resueltos de monopolios económicos que condicionan la vida económica argentina y no estoy hablando del grupo Clarín sino de grupos que manejan los cuellos de botella de la formación de precios. Hay leyes muy buenas que no terminan de hacerse cumplir. El Gobierno seguirá teniendo deudas mientras haya un pobre.