Este cementerio se encuentra en el norte de Rumanía en la ciudad de Sapanta, una comuna de cinco mil habitantes que se destaca sobre los Montes Cárpatos, cerca del río Tisa, en la frontera con Ucrania. Lo llaman el “Cementerio Alegre” o “Cementerio Feliz”, porque arranca las sonrisas de aquellos que lo visitan. No es un cementerio cualquiera, es el único en el mundo, y está adornado con tallas de madera, retratos de los muertos y epitafios alegres e irónicos en las lápidas.
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Este cementerio se encuentra en el norte de Rumanía en la ciudad de Sapanta, una comuna de cinco mil habitantes que se destaca sobre los Montes Cárpatos, cerca del río Tisa, en la frontera con Ucrania. Lo llaman el “Cementerio Alegre” o “Cementerio Feliz”, porque arranca las sonrisas de aquellos que lo visitan. No es un cementerio cualquiera, es el único en el mundo, y está adornado con tallas de madera, retratos de los muertos y epitafios alegres e irónicos en las lápidas.
Todos los domingos, jóvenes, adultos y viejos visten sus trajes típicos para celebrar los ritos de la religión ortodoxa. Este pueblo campesino nunca tuvo miedo a la muerte pues la consideran un fenómeno natural que aceptan, aunque naturalmente no la busquen.
Se puede observar toda la historia del pueblo y las costumbres de sus habitantes, desde el Cementerio. En esta tierra de ebanistas, todas las tumbas han sido talladas, pintadas de azul y decoradas con el retrato del difunto, representándolo en su trabajo o haciendo lo que más le gustaba en la vida.
Bajo la talla pintada de la figura humana, sigue un epitafio, escrito en primera persona.
El Cementerio Feliz ocupa el primer puesto entre los monumentos funerarios más visitados en Europa y el Nº 2 del mundo, luego del Valle de los Reyes, en Egipto.
Atrae a los turistas por las imágenes y los epitafios en versos que relatan con bonachona ironía las circunstancias en que el fallecido pasó al otro mundo. Las cruces están pintadas en colores claros -azul, blanco, verde y rojo- son monumentos de arte popular únicos en Europa.
En muchos casos, se puede apreciar el buen humor que caracteriza a los lugareños, y algunos de los Epitafios son:
“Aquí descansa mi suegra, si hubiera vivido otro año más, yo ocuparía su lugar”, se puede leer en una de las lápidas.
Otra dice: “Me gustaba mucho sentarme al calor de una taberna acompañado de un vaso de vino y una mujer, siempre que fuera la mujer de otro.”
“Aquí descanso yo, me llamo Braicileana, cinco hijos he tenido que Dios la vida les dio Gica, que tú seas perdonado si me apuñalaste cuando viniste borracho del pueblo”.
“Qué bien estoy en la tumba en el umbral de la iglesia. Tú también vendrás aquí”
“Arde en el infierno maldito taxi que viniste de Sibiu. Con todo lo grande que es Rumanía. ¿No pudiste encontrar otro lugar donde pararte?. ¿Tuvo que ser frente a mi casa, para matarme?”
“Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando”
“Ya estás en el paraíso, y yo también”
“Aquí yaces y yaces bien, tú descansas y yo también”
“Tanta paz encuentres, como tranquilidad me dejas”
“Aquí yace mi mujer, fría como siempre”
“Aquí yace mi marido, al fin rígido”
“Aquí te espero”