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Apareció anoche el testigo clave del crimen de Ferreyra

Jueves, 04 de octubre de 2012 23:20
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Enrique Alfonso Severo, testigo clave que debía declarar ayer al mediodía en el juicio por el crimen de Mariano Ferreyra, apareció anoche con vida, aunque maniatado y con aparentes signos de haber sido golpeado, luego de desconocerse su paradero durante un día, informaron fuentes policiales.

Según se supo, Severo se presentó en una remisería situada en la localidad bonaerense de Gerli, a pocas cuadras de su vivienda.

La información fue comunicada a la familia del testigo, en tanto que el fiscal Elvio Laborde, a cargo de la investigación del hecho, se dirigió al lugar junto a policías del partido de Avellaneda, aunque no ampliaron los hechos, que por cuestiones de seguridad continúan investigando en una máxima reserva.

Cabe recordar que Severo fue visto por última vez anteanoche. Ayer su auto fue encontrado al mediodía sin rastros de violencia o robo.

Severo debía atestiguar ayer por el asesinato de Ferreyra, el militante del Partido Obrero que fue asesinado el 20 de octubre de 2010 durante una manifestación de los tercerizados del servicio ferroviaria en la Línea Roca. Este hombre había detallado en su declaración haber visto un arsenal de armas en una oficina de la Unión Ferroviaria (UF) días después del crimen de Ferreyra y, además, había denunciado una balacera en el frente de su domicilio por su testimonio en la etapa de instrucción, en 2010.

Inexplicablemente Severo no estaba incluido dentro del Programa Nacional de Protección de Testigos, pese a haber sido víctima de un ataque violento en su domicilio, que no tuvo explicación alguna y por el que tampoco hay nadie detenido.

Cabe recordar que ayer mismo agrupaciones de izquierda encabezadas por el Partido Obrero marcharon ayer a Plaza de Mayo en reclamo por la aparición del testigo del caso Ferreyra.

El diputado del MST-Proyecto Sur Alejandro Bodart manifestó antes del inicio de la marcha: “Hacemos responsables al Gobierno por la integridad física de Severo. No podemos permitir otro Julio López. Exigimos su aparición inmediata y nos movilizaremos hasta encontrarlo. A él a sus secuestradores e instigadores”.

Hace seis años ocurrió la primera desaparición del testigo de un juicio en democracia. Julio López era un albañil jubilado, víctima de la dictadura. López desapareció el 18 de octubre de 2006, luego de prestar testimonio contra el represor Miguel Etchecolatz. El testimonio de López fue el que permitió que el represor fuera condenado. Desde 2006 no se sabe nada sobre el paradero de albañil.

En aquella oportunidad, como en el caso de Severo, desde el Gobierno nacional aseguraron que las víctimas no reclamaron protección. Ayer en la tarde, el ministro de Justicia, Julio Alak, aclaró que Alfonso Severo no estaba incluido en un programa de protección de testigos.

“Ni la Justicia ni Severo solicitaron estar incluido en el programa de protección de testigos, y la ley expresamente prohibe incluirlo sin ese requerimiento porque podría ser una violación de su intimidad”, detalló.

Además, el ministro deseó “que Severo esté con vida”.

“Creemos que alguien lo secuestró o algo, él no es de hacer esto”, señaló Gastón Severo, hijo del testigo.

Otro testigo fue amenazado

El secuestro de Alfonso Severo se sumó ayer la declaración de otro testigo que aseguró que fue víctima de amenazas para que cambiara su declaración en el juicio que se sigue por el crimen de Mariano Ferreyra. Un testigo declaró que el lunes pasado fue amenazado por dos personas que le advirtieron que se callara y no dijera que había visto una escopeta en manos de un presunto agresor el día del asesinato del militante del Partido Obrero.

César Andino, que participó de la movilización de apoyo a trabajadores ferroviarios con Ferreyra el 20 de octubre de 2010, dijo que ese día vio a una persona que llevaba un arma y a otra que cargaba un elemento con mango, “como si fuese una escopeta”.

Tras reiterar lo que dijo en la etapa de instrucción del proceso, Andino reveló que el lunes, cuando volvía a su casa, dos personas lo llamaron por su apellido y le dijeron “piquetero de mierda, qué carajo tenés que estar diciendo que viste una escopeta, ni tu madre te va a reconocer!”.

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