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Un testimonio clave. La fiscal de delitos sexuales de Bahía Blanca María Marta Corrado anunció ayer que viajará a la ciudad bonaerense de Coronel Suárez para tomar contacto directo con Sonia Molina, la mujer que acusó a la periodista Estefanía Heit y su marido, Jesús Olivera, de haberla sometido a vejámenes durante tres meses de cautiverio.
“Ayer (por anteayer), Sonia Molina se comunicó con nosotras y dijo que desearía conversar, así que vamos a tratar de trasladarnos adonde ella está internada para evitarle también este movimiento”, dijo la funcionaria y precisó que a los acusados inicialmente se los ha imputado por los delitos de “privación ilegítima de la libertad agravada por daño ocasionado y abuso sexual con acceso carnal a la víctima por parte del imputado”.
Pero adelantó que, tras haber evaluado la causa, va a “recalificar” algunos hechos en base a la declaración que haga la víctima.
“Lo concreto que se sabe es que esta chica ha sido privada de su libertad por lo menos tres meses y en esas condiciones ha sido sometida de una manera brutal, no ha sido alimentada y ha corrido riesgo la vida de la joven”, aseguró.
La fiscal adelantó que cuando Molina se reponga “mi intención es trasladarla y hacer una inspección ocular en el lugar y la reconstrucción de la situación”.
Anteayer se conoció que Molina contó que durante su cautiverio “la quemaban con encendedores y le echaban aerosol en los ojos, insecticidas y de esos desodorantes Glade que van pegados a la pared”. “Era para que no viera, porque se les ocurría o para joderme la existencia”, manifestó Molina, en breves declaraciones.
La mujer denunció que fue secuestrada a fines de agosto último por la periodista Estefanía Heit y su marido, Jesús Olivera, quien se presentaba como pastor evangélico. La mujer logró escapar en el límite de sus fuerzas el pasado 12 de noviembre, luego de tres meses de reclusión en la vivienda de la pareja, en Grand Bourg 1823 de Coronel Suárez, en el sur bonaerense.