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Una familia campesina del paraje Río Seco, integrada por doce hermanos, denunció ayer a El Tribuno que desde hace tres años viene siendo hostigada de manera permanente por cuatreros radicados en San Lorenzo, quienes sistemáticamente le sustraen vacunos, los que son comercializados en una carnicería del barrio Las Malvinas de la villa veraniega, con anuencia -según los denunciantes- del personal policial de la localidad.
Exhibiendo un ramillete de denuncias, Gladis Virginia Flores (39) contó su problema a nuestro medio. “Estamos cansados de un papeleo que siempre cae en saco roto. Tenemos decenas de años explotando estas tierras y jamás hemos vivido de subsidio alguno, y ahora resulta que la ciudad creció, que hemos quedado en medio de urbanizaciones de gran valor inmobiliario, tanto del municipio capital como del de San Lorenzo, y comenzaron los aprietes camuflados de abigeato”, sostuvo con voz segura.
“Aquí no hay que engañarse, quieren nuestras tierras y desean complicarnos la vida o que cometamos algún error y corrernos a patadas; pero ninguno de los doce hermanos de esta familia va a abandonar la lucha, aunque nos denieguen la justicia de manera sistemática”, agregó.
En tanto, Rosa Flores (48) aseguró: “A los sistemáticos robos de ganado, ahora se sumaron las amenazas de muerte en contra de una sobrina y de nuestros hermanos varones, a quienes intentaron asesinar entre el domingo y el lunes pasados. En el primer hecho, mi hermano Carlos Flores fue emboscado bajo el puente del río Seco, a metros de la ruta 28, por Mario Gutiérrez y Santiago Aguirre, un tal "Calabaza' y otros forajidos. Lo enlazaron, lo arrojaron al piso y pretendieron atar la punta del lazo al apero y espantar el caballo para que este, en su huida, matara a mi hermano y pareciera un accidente.
Pero eso no pasó, porque la yegua es entendida y no se espantó, aun recibiendo un machetazo en la frente.
Para suerte de Carlos, mi sobrino acertó pasar por el lugar y se trabó en lucha con los cuatreros, poniéndolos en fuga. Sin embargo, Carlos terminó internado en el San Bernardo por un machetazo que recibió en uno de sus miembros superiores. Pero esto no quedó allí. Fuimos a la comisaría de San Lorenzo a radicar la denuncia por tamaño atropello y los policías nos dijeron que era imposible denunciar ese hecho, mientras lavaban, por orden superior, una camioneta Ford amarilla, en la puerta misma de la comisaría. Horas, señor, esperando, horas”.
“Nos volvimos casi vencidos. El lunes, fue el turno de mi otro hermano, emboscado sobre el camino a San Lorenzo. Lo golpearon a más no poder y fue salvado por la intervención de vecinos del barrio colindante y la decidida acción de mis otros hermanos. Los cuatreros fueron detenidos. A los diez minutos, vino la Policía a allanar nuestra casa en busca de armas. Qué armas, señor!”, finalizó.
Por otra parte, uno de los amenazados y golpeados salvajemente, Julio Flores (41), aseguró que todo tiene su raíz en la apetencia de las tierras de los puesteros de Río Seco y San Lorenzo. “Están haciendo una caza de brujas. Hoy nos toca a nosotros. Nos quieren muertos o achacarnos algún delito para corrernos de aquí, pero no nos vamos a ir”, manifestó. En tanto, Rosa Flores anunció que no cejará en su pedido de justicia por los robos, los atropellos policiales, las amenazas y las tentativas de homicidio, aunque también exigirá una investigación a fondo sobre el verdadero instigador de estas acciones, a las que consideró aprietes de tinte inmobiliario.