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Las grandes figuras del deporte mundial suelen dejar su huella imborrable por los logros obtenidos, las épicas victorias conseguidas y las grandes batallas superadas. Como alguna vez el inigualable Michael Jordan, de los Chicago Bulls, supo marcar 38 puntos en una final de la NBA con 39 grados de fiebre, hoy Juan Martín del Potro deberá saltar al campo de juego para afrontar un decisivo encuentro, el cuarto punto, ante Marin Cilic. En muy buena parte, del tandilense dependerá el destino argentino y, por supuesto, lo que se recuerde de él, tras asumir una responsabilidad tan importante con un malestar estomacal a cuestas.
La última imagen del viernes no fue muy tranquilizadora. Del Potro, luego de barrer con Karlovic y empatar la serie, fue a la conferencia de prensa y se lo notó sin resto. Su salud lo puso en duda, igual jugó, pero sintió el desgaste. “Si no era un partido de Copa Davis no jugaba ni loco, incluso, capaz que me iba a Tandil. Me voy a la cama ahora”, soltó después de su gran actuación. Ayer salió de la cama, fue al Parque Roca y entró al estadio con el resto de sus compañeros. Sigue de pie.
Este tipo de acciones dejan más que claro lo que significa la Davis para los jugadores argentinos, Juan Martín jugó contra salud. Sin estar al ciento por ciento volvió al hotel y fue hasta Villa Soldati para estar con sus compañeros. Claro, cuando decidió no jugar el primer partido de la Copa ante Alemania, y sí hacerlo en el circuito de la ATP, las críticas y suspicacias no tardaron en llegar.
Ante la consulta de si podrá jugar hoy, el tandilense reconoció que no sabía si iba a poder estar. “Todavía no sé”, había señalado. Los síntomas que casi impiden la participación del jugador en el primer día de competencia, persisten. Sin embargo, el capitán Martín Jaite confirmó ayer que tanto Del Potro como Juan Mónaco serán los protagonistas exclusivos de la jornada dominguera.
Más allá de cualquier especulación, todo un país estará a la espera del mejor jugador argentino de la actualidad, décimo en el ranking mundial.