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Central Norte le puso alas a la ilusión

Domingo, 20 de mayo de 2012 01:05

Esta vez en el Martearena quedó la sensación de que se puede. Central Norte edificó un triunfo que invita a seguir soñando. Logró una victoria importante ante San Martín de Tucumán, aún no decisoria, pero el 2 a 0 le permitirá definir en la vecina provincia con tranquilidad. Y ganó bien, con autoridad, con decisión y contundencia, con firmeza en su última línea, y eso no es poca cosa.
Central tomó un rol protagónico desde el minuto uno. Desde temprano mostró su ambición, las fuerzas contenidas por seguir sobreviviendo en esta dura, larga, cansadora e interminable etapa del certamen.
Ceballos avisó con un remate en apenas cinco minutos, luego desbordó Weiner, mandó el centro y Noir elevó un tremendo cabezazo apenas por arriba del travesaño. Central tenía en claro que debía marcar el primer tanto cuanto antes. Con el conocimiento pleno de que la ventaja deportiva está del otro lado.
Y luego de un tiro de esquina Villavicencio empujó la pelota, sin marca en el área chica y la mandó adentro del arco tucumano. ¿Un premio exagerado?, de ninguna manera. Fue el gol del principio de un nuevo sueño. El cuervo estaba decidido a establecer una buena diferencia. El equipo de Piozzi demostró que no se quedó con la mínima diferencia y fue por más, pese al remate apurado del Ratón Ibáñez en una de las pocas oportunidades claras que tuvo la visita.
En una gran combinación entre Weiner y Manzano, Noir le dio de media vuelta ante la pasividad de la defensa tucumana y puso la pelota lejos del arquero Pave. Era el dos a cero, merecido, mortífero, casi lapidario. Porque Noir seguía enchufado, Weiner se encendía permanentemente y Manzano era más que una insinuación. Era más peligroso cuando se encontraba con Ceballos, un luchador de a rato, como Chávez, como Caputo, un armador y gran ejecutor por momentos: casi mete un tiro de esquina olímpico, pero la pelota pegó en el palo.
Central se fue al descanso con una diferencia impensada para los que aún no creen, pero quedaba un tiempo más por delante para seguir demostrando que lo que hasta allí había conseguido no era casualidad.
El tercer gol, el que esperaban muchos, nunca llegó porque el complemento fue de trámite parejo, de ida y vuelta. San Martín intentó dominar con Beraldi (el ex-Gimnasia), con Oviedo y el Arenero López, pero el trabajo de recuperación del cuervo no le permitió a los tucumanos progresar en el campo. El equipo de Piozzi, con actitud, fue minimizando a su rival. San Martín no tuvo llegadas claras pero, por eso también, el cuervo tampoco contó con demasiadas chances para marcar el tercer gol. Solo un tiro de esquina de Ceballos, casi olímpico, y porque Pave respondió de manera estupenda las dos ve ces que Noir lo fusiló. Central ganó  y mantiene viva la ilusión.

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Esta vez en el Martearena quedó la sensación de que se puede. Central Norte edificó un triunfo que invita a seguir soñando. Logró una victoria importante ante San Martín de Tucumán, aún no decisoria, pero el 2 a 0 le permitirá definir en la vecina provincia con tranquilidad. Y ganó bien, con autoridad, con decisión y contundencia, con firmeza en su última línea, y eso no es poca cosa.
Central tomó un rol protagónico desde el minuto uno. Desde temprano mostró su ambición, las fuerzas contenidas por seguir sobreviviendo en esta dura, larga, cansadora e interminable etapa del certamen.
Ceballos avisó con un remate en apenas cinco minutos, luego desbordó Weiner, mandó el centro y Noir elevó un tremendo cabezazo apenas por arriba del travesaño. Central tenía en claro que debía marcar el primer tanto cuanto antes. Con el conocimiento pleno de que la ventaja deportiva está del otro lado.
Y luego de un tiro de esquina Villavicencio empujó la pelota, sin marca en el área chica y la mandó adentro del arco tucumano. ¿Un premio exagerado?, de ninguna manera. Fue el gol del principio de un nuevo sueño. El cuervo estaba decidido a establecer una buena diferencia. El equipo de Piozzi demostró que no se quedó con la mínima diferencia y fue por más, pese al remate apurado del Ratón Ibáñez en una de las pocas oportunidades claras que tuvo la visita.
En una gran combinación entre Weiner y Manzano, Noir le dio de media vuelta ante la pasividad de la defensa tucumana y puso la pelota lejos del arquero Pave. Era el dos a cero, merecido, mortífero, casi lapidario. Porque Noir seguía enchufado, Weiner se encendía permanentemente y Manzano era más que una insinuación. Era más peligroso cuando se encontraba con Ceballos, un luchador de a rato, como Chávez, como Caputo, un armador y gran ejecutor por momentos: casi mete un tiro de esquina olímpico, pero la pelota pegó en el palo.
Central se fue al descanso con una diferencia impensada para los que aún no creen, pero quedaba un tiempo más por delante para seguir demostrando que lo que hasta allí había conseguido no era casualidad.
El tercer gol, el que esperaban muchos, nunca llegó porque el complemento fue de trámite parejo, de ida y vuelta. San Martín intentó dominar con Beraldi (el ex-Gimnasia), con Oviedo y el Arenero López, pero el trabajo de recuperación del cuervo no le permitió a los tucumanos progresar en el campo. El equipo de Piozzi, con actitud, fue minimizando a su rival. San Martín no tuvo llegadas claras pero, por eso también, el cuervo tampoco contó con demasiadas chances para marcar el tercer gol. Solo un tiro de esquina de Ceballos, casi olímpico, y porque Pave respondió de manera estupenda las dos ve ces que Noir lo fusiló. Central ganó  y mantiene viva la ilusión.

 

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