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Fue una auténtica fiesta ayer en el Gigante del Norte. Alrededor de ocho mil personas se acercaron para presenciar la despedida del eterno goleador Martín Palermo.
La salida al campo de juego fue una explosión de sensaciones, como si el Titán saldría a jugar un partido por los puntos. Se sintió fuerte el grito unánime entonando el apellido de uno de los más grandes goleadores del fútbol argentino.
La previa para ver a Palermo arrancó temprano, y muchos fueron hasta Rosario de Lerma donde se hospedó el exjugador de Boca antes de su encuentro despedida.
Hubo fanáticos de todos lados y de diferentes puntos cardinales del país para vivir esta fiesta única. Fanáticos de Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y hasta de La Plata llegaron para compartir un partido inolvidable.
La presencia de Palermo en Salta quedará grabada en las retinas de todos los presentes porque, mientras se disputaba el partido, el Titán respondía a todos los saludos y se acercó a cada instante al alambrado para compartir, aunque sea por un momento, su felicidad con la gente. Lo mismo hicieron el Pato Abbondanzieri, Cagna y Barros Schelotto.
Pareció que el partido quedó en un segundo plano. Pero no fue así, ya que muchos desearon que el encuentro dure una eternidad, con tal de ver al Titán correr cada pelota como si fuera la última. No fue una despedida. Fue un hasta luego.