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Su hermana Rosana tenía la corazonada de que esta vez sí podría tratarse del cadáver de Marcela Chiaro. Se lo confesó a LA GACETA el día que hallaron restos óseos en medio de un cañaveral, cerca de la Villa de Leales. Pero las dudas terminaron de disiparse ayer al mediodía, cuando ella y Jaquelina Chiaro reconocieron el cabello de la mujer y un vestido de algodón.
Ambas llegaron por la mañana de la localidad santafesina de Esperanza, donde vive el resto de la familia. Estaban citadas en Tribunales donde, ante la presencia del fiscal Guillermo Herrera, observaron los elementos hallados la semana pasada: cabellos, una prenda de vestir y algunos huesos pertenecientes a distintas partes del cuerpo (el esqueleto estaba incompleto).
"Me puse re mal porque al principio me hablaban de una musculosa negra, pero cuando la vi más de cerca descubrí que era un vestido gris que le había comprado yo en Esperanza; ahí caí en que era ella, fue un momento horrible", expresó Rosana antes de partir de regreso a Santa Fe.
En ese sentido, agregó que el vestido estaba rasgado a la altura del abdomen. "No tenía manchas de sangre, pero tenía algo seco, como una sal. La doctora Lilia Moyano (médica forense) dijo que era muy sospechoso, como si le hubieran tirado alguna sustancia o hubieran fumigado el lugar, porque el pelo y los dientes también estaban así y se rompían fácilmente", precisó la mujer.
En cuanto al cabello, Rosana y Jaquelina coincidieron en que tanto el color, como el volumen, la forma y el largo eran similares al de Marcela.
Después del reconocimiento, Rosana se comunicó por teléfono con sus padres para ponerlos al tanto. "Mi mamá y mi papá están muy mal; saber que mi hermana estuvo meses tirada ahí es horrible, nadie se merece eso", lamentó la mujer.
El ADN, la prueba final
A los investigadores les llamó la atención la ausencia de calzados y ropa interior en el lugar donde hallaron los restos. "Por más que los animales hayan movido el cuerpo, no pueden alejar demasiado una zapatilla, por ejemplo", mencionó una fuente que participó de la búsqueda.
Por su parte, el fiscal Herrera aseguró que el sitio donde encontraron los huesos ya había sido identificado y marcado como una posibilidad. "A partir de la veterinaria analizamos una vía de escape rápida, trabajamos con informantes y hay quienes reconocerían el auto de él (Luis Corral). Pero el lugar es de difícil acceso y los perros de búsqueda tenían problemas por la caña de azúcar, que afecta el olfato", explicó.
Si bien Herrera se mostró convencido de que los restos pertenecen a Marcela Chiaro, advirtió que aún resta analizar las muestras de ADN. "Sin esa prueba no puedo responder, pero aunque no sean sus restos estoy en condiciones de acusar a los imputados porque hay muchos indicios que forman un cuadro presuncional contundente", agregó.
En cuanto a la posibilidad de que los dos sospechosos, Corral y Paola Castro, volvieran a ser citados a declarar, respondió: "para mí, no hace falta indagarlos de nuevo, aunque sí los voy a llamar para que argumenten sobre las nuevas pruebas y se defiendan, que den una explicación". Como ya lo había hecho anteriormente, cuando el paradero del cuerpo de Chiaro todavía era un misterio, el fiscal volvió a hacer un paralelismo entre este caso y el de la maestra Betty Argañaraz, cuyo cadáver nunca fue localizado.
"En este caso tenemos más pruebas que en el de 'Betty', y en ese hubo condenas fuertes. Ahí había sangre sólo en el departamento de las acusadas. En cambio, en este caso tenemos sangre en la casa de la amante de Corral, en la veterinaria y en la camioneta", recordó.
Finalmente, aclaró que los análisis de ADN están demorados porque la defensa pidió participar en la apertura de las muestras que serán enviadas a Buenos Aires para su estudio. "El lunes o el martes voy a llevar personalmente las muestras al laboratorio en Buenos Aires y no tengo fecha para el resultado", aclaró Herrera.
No obstante, una fuente ligada a la investigación estimó que los resultados de esos estudios podrían conocerse durante los primeros días de julio.
Cuatro meses
Marcela Chiaro tenía 38 años. Vivía en Inca Garcilaso al 300 junto a Luis Corral y una hija de ambos, de dos años.
Corral, que es veterinario, denunció que su concubina desapareció de manera misteriosa el 13 de febrero.
Poco después, la Policía halló sangre en la veterinaria y en la camioneta de Corral, por lo que quedó detenido.
También encontraron sangre y un cuchillo en el departamento de Paola Castro, amante de Corral, a quien detuvieron.
Actualmente, los dos acusados están en la cárcel. El fiscal Herrera les imputó el delito de homicidio.
Fuente: La Gaceta