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La intimidad de Máxima por 4,5 millones

Lunes, 13 de agosto de 2012 22:47
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En su búsqueda del veraneo perfecto, Guillermo y Máxima de Holanda tienen ya listo el lugar de sus sueños. Se trata de una villa de lujo en Kranidi, en la Península griega del Peloponeso. La región produce naranjas y aceite, éste con denominación de origen. Allí, a la orilla del mar, se alza la nueva casa de los herederos de dinastía Orange. En realidad, la propiedad completa tiene tres viviendas, piscina y embarcadero propio, en una superficie de 4.000 metros cuadrados.

La pareja quería un lugar fijo para pasar las vacaciones y la encontró por casualidad. Fue en 2010, durante la boda del príncipe Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik, desposados en la cercana isla de Spetses. Enamorados de la zona, Guillermo y Máxima buscaron en los catálogos de las inmobiliarias locales hasta dar con el complejo. Su antiguo propietario, el fotógrafo alemán Manfred Rieker, pedía 4,5 millones de euros. Ellos no pidieron rebaja alguna.

Rieker fue el responsable del diseño de la casa principal y consiguió unas espectaculares vistas al Mediterráneo. Rodeada de árboles y bañada por un sol generalmente esquivo en Holanda, tiene suficiente espacio para recibir a familiares y amigos sin ser molestados. Pasar el verano en privado fue precisamente la razón esgrimida por el príncipe Guillermo para justificar la compra. Eso, “y facilitar la labor de los servicios de seguridad, que no tendrán que desplazarse cada año a un enclave distinto”, dijo.

La residencia no forma parte de una urbanización, pero entre sus distinguidos vecinos figura el presidente ruso, Vladímir Putin. El actor escocés Sean Connery, antiguo James Bond del cine, amante del golf y de preservar su intimidad.

El Gobierno holandés calificó la operación de “asunto privado”, y los príncipes dieron su nueva dirección una vez cerrado el trato. Su anterior aventura inmobiliaria fue mucho más accidentada. El primogénito de la reina Beatriz ha pasado por diversas fases de aprobación a lo largo de su vida. Pero desde que encontró a Máxima (Zorreguieta de soltera), una joven nacida en Argentina, se ha beneficiado de su popularidad.

Ella es el miembro más querido de la Casa Real holandesa y parece tirar de los demás. En ese idilio con su pueblo se encontraban ambos cuando en 2007 ordenaron construir una casa en Machangulo, al sur de Mozambique. Las aguas son allí del Indico y la playa, de fina arena blanca. El problema es que el proyecto cristalizó en plena crisis financiera mundial, y los príncipes lo ignoraron.

La excusa de tanta lejanía era “el amor por África y los deseos de intimidad”. A medida que pasaba el tiempo, sin embargo, emergieron los detalles del pago. Cuando en 2011 se supo que habían girado una parte a un agente inmobiliario con cuenta corriente en la isla de Jersey, la situación se hizo insostenible.

El dato

Jersey es un paraíso fiscal y aunque los príncipes pagaron impuestos, daba otra impresión. De modo que vendieron la casa.

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