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?El consumo de carne vacuna se volvió elitista?

Domingo, 19 de agosto de 2012 12:07
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En el límite con Paraguay tenemos una situación sanitaria complicada. Miles de cabezas que cruzaron hacia el lado nuestro no están vacunadas.

Con 30 años en el mercado de la carne, Franco Brunetti, propietario del frigorífico que lleva su apellido, hace un análisis de la situación actual del mercado cárnico y de la falta de política ganadera nacional y provincial. En diálogo con El Tribuno, también habló de la falta de previsibilidad en el rubro, denunció la intromisión de ganado vacuno de Paraguay y la escasa actuación de los organismos de control para evitar el riesgo sanitario.

Varios productores se quejan por la falta de control al ganado que cruza de Paraguay. ¿Cómo los afecta esta situación?

Hay miles de cabezas del lado nuestro que cruzan del Paraguay y no están vacunadas. Por el riesgo sanitario que implica, hicimos la denuncia en el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), pero no reaccionaron. Es increíble, ponen en riesgo a la industria ganadera.

¿El Senasa no vacunó esos animales?

No. Vacunar los animales para prevenir el estatus sanitario es una función que le compete, pero no la cumple.

Usted denuncia entonces que el control sanitario en el norte es laxo.

Es lo que vivimos. Ante la falta de respuesta del presidente del Senasa, lo hemos denunciado ante la Justicia Federal por incumplimiento de los deberes de funcionario público.

¿Cuál es la primera variable que hay que ajustar para expandir la ganadería?

En este momento, toda política nacional para el sector es negativa. Ya cerraron las exportaciones y nos quedamos fuera de los mercados.

¿Cuán grande es la ventaja de Brasil sobre Argentina?

Brasil tiene políticas para desarrollar la industria ganadera. Nos sacó los mercados que dejamos vacantes. Invirtió para ser primero en el comercio de carnes, con establecimientos propios en Estados Unidos, Italia, Australia, Argentina, Uruguay y Paraguay.

¿Qué peso tiene la política ganadera en este país?

Ninguno. Son solo anuncios que se desarman apenas se comunican. El productor no puede producir. Encuentra trabas en todos lados.

¿Por qué comer un asado es casi un privilegio?

El mercado tiene dos alternativas para fijar el precio: el sector exportador y el consumo interno. El primero está nulo. Nuestros precios están más altos que en Estados Unidos, pero el precio alto aquí, en el país, lo fijó el consumo diario de doña Rosa. El actual valor de la carne es por una demanda alta que se enfrenta con una baja oferta. Ahora la oferta se recuperó un poco, pero vemos el efecto en el bolsillo de la gente. Doña Rosa perdió poder adquisitivo, lo que provocó un descenso de los precios, que no se nota.

Igualmente sigue siendo cara...

El precio de la carne para doña Rosa es igual hoy que hace 9 meses. El resto de los productos aumentó y la brecha entre éstos y la carne es menor. El Gobierno nacional utiliza a la carne como una variable sociopolítica. Es importante para llenar urnas en Buenos Aires. Moreno dio carne barata al pueblo por medio del sacrificio de los productores.

¿Se refiere a que quieren controlar el precio y exigir carne barata sin que se den las condiciones?

Sí. Quieren precios bajos sin expandir la producción. Así es como en 2010 se duplicó el precio de la carne en solo 6 meses. Es difícil controlar.

Si pudiera hablar con Moreno, ¿qué le diría?

Lo felicitaría. Hoy la industria frigorífica más tecnológica es la más fundida.

¿Qué futuro tiene el consumo de carne?

La carne cada vez se vuelve más elitista, un producto chic. La carne aviar y la porcina se vuelven más populares.

¿Argentina está en condiciones de abastecer el mercado interno y exportar simultáneamente?

Sí, porque hay un mercado en el mundo que quiere nuestra carne, pero hace 3 años que incumplimos con la Cuota Hilton. Por otro lado, el poder adquisitivo de la gente cayó, va a consumir menos. Impera el lema “carne para todos”, pero el precio sigue caro.

¿Qué garantía necesita un productor para crecer?

Previsibilidad. La gente no invierte en el sector por la inseguridad.

¿Cómo califica la expansión de la ganadería en Salta?

Tenemos alrededor de 1.200.000 cabezas de ganado. Podríamos tener mucho más porque sobra espacio. Los productores salteños invertimos mucho en el desarrollo de razas y su genética para tener mejor calidad de carne y rendimiento.

¿Qué rol cumple el Gobierno de Salta en el incentivo a la ganadería?

No hay política de Estado ni a nivel nacional ni provincial en este sentido, mucho menos para la industria. Hay una zona de 2 millones de hectáreas para aprovechar. Esta abarca desde la ruta 34, al Este, llegando al límite con Formosa, al Sur, y desde la ruta 81 hacia el Norte hasta el límite con la República de Bolivia. En el corazón de esas hectáreas se produce pero no había caminos que permitan la comunicación. Hablamos con Vialidad de Salta, que con gran disposición puso 3 máquinas. Nosotros aportamos el riego, la limpieza y la logística. Hoy, la gente tiene un camino de 60 kilómetros que comunican con Tartagal.

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