inicia sesión o regístrate.
En conferencia de prensa, el presidente de España Mariano Rajoy respondió el viernes a las dudas del momento y, aunque no tan directo como lo había sido su ministro de Hacienda cuando dijo que no “hay dinero”, sí dejó algo en claro respecto a la magnitud de la deuda española: “durante mucho tiempo hemos vivido pidiendo crédito y hemos vivido gastando más de lo que ingresamos”. A escala chica o a escala grande, culpables o no de la crisis, los excesos de las administraciones públicas se han vuelto hoy un símbolo de la España actual: con un pasado reciente grande y rico y con un presente endeudado y sin certezas de ningún tipo. A causa sí de la crisis internacional, pero también con particularidades propias.
Estas particularidades incluyen gastos excesivos, algunos de los cuales son visibles (megaconstrucciones, por ejemplo) y otros que no lo son pero que igualmente entran en la categoría (sueldos de alcaldes que superan el del presidente, por mencionar alguno también).
De entre todos, una de las construcciones más simbólicas es el aeropuerto de Castellón, un proyecto de 150 millones de euros que ya fue inaugurado pero ni concluido ni, por ende, utilizado. Como “detalle”, una escultura se erige a su entrada. Esta mide 24 metros, costó 300.000 euros y fue ampliamente criticada por estar inspirada en Carlos Fabra, quien gobernó Castellón (provincia de la Comunidad Valenciana) durante 16 años y está imputado por delitos de tráfico de influencias y cohecho.
Precisamente dentro de la Comunidad de Valencia se han dado algunos de los derroches menos comprensibles. Tanto es así que es posible recorrer la ahora llamada “ruta del despilfarro valenciano”, una excursión por los edificios que hoy son un dolor de cabeza para los ciudadanos por lo que conllevan sus costes de mantenimiento. Entre ellos se incluyen hospitales, estadios y centros culturales construidos más allá de sus posibilidades.
Como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un impresionante complejo que costó 1.103 millones de euros, según el partido Esquerra Unida, y estuvo a cargo de su arquitecto estrella Santiago Calatrava. Costó más de cuatro veces lo presupuestado y en sus edificios se incluyen un cine Imax, un oceanográfico, una ópera, un museo de ciencias y un puente, entre otros elementos.
Y así como el aeropuerto de Castellón no puede funcionar a pesar de haber sido inaugurado- también hay a lo largo de España obras que no se han podido estrenar por el costo que demandan. Por ejemplo el observatorio de aves de O Porriño, en Pontevedra y que costó 420.000 euros o la cárcel de Figueres de 110 millones, también sin funcionar.
Uso y abuso de fondos
Durante el auge económico las distintas regiones usaron y abusaron de fondos como los de la Unión Europea para beneficiar a sus comunidades. Esto incluyó ampliaciones de autopistas, líneas de ferrocarril y aeropuertos. Sin embargo, hoy gran parte de estas rutas están desérticas la mayor parte del día, los trenes se han visto obligados a cortar servicios que no valían la pena por la poca cantidad de pasajeros y solo una quinta parte de los aeropuertos españoles tuvieron un saldo favorable el año pasado.