Cuando la Asamblea del Año XIII se enteró del triunfo de Belgrano en Salta, el diputado Pedro Ignacio Castro Barros propuso que se honrara a los vencedores y se erigiera un monumento. La iniciativa fue aprobada el 6 de marzo de 1813. Décadas después, el historiador Miguel Angel Vergara se refirió al tema: “Así como no se dieron a Belgrano los 40 mil pesos ofrendados, tampoco se erigió ni se pensó más en el monumento”.
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Cuando la Asamblea del Año XIII se enteró del triunfo de Belgrano en Salta, el diputado Pedro Ignacio Castro Barros propuso que se honrara a los vencedores y se erigiera un monumento. La iniciativa fue aprobada el 6 de marzo de 1813. Décadas después, el historiador Miguel Angel Vergara se refirió al tema: “Así como no se dieron a Belgrano los 40 mil pesos ofrendados, tampoco se erigió ni se pensó más en el monumento”.
Y Cesar Perdiguero apunta lo suyo: “Pasaron los años, y recién el 15 de mayo de 1899, el gobierno de Angel Zerda, creó por decreto una comisión promonumento. La integraron el presbítero Julian Toscano, Luis Peralta, Manuel Anzoátegui, Miguel Ortíz, Manuel Solá y Aniceto Latorre. De inmediato, la comisión inició su labor para recaudar fondos y buscar un artista de mérito que se encargara del proyecto”, concluyó.
Luego de arduas gestiones y varios viajes a Buenos Aires, la comisión llamó a concurso de bocetos. Hubo siete propuestas: dos del artista italiano Eumene Tamagnini; uno del Ing. Fernando Solá; dos del Ing. Francisco Schidt; uno del Arq. Domingo Offredi; y uno del artista Torcuato Tasso. Analizados los trabajos, el 28 de febrero de 1901, la comisión se expidió por el trabajo de Tasso y Nadal, artista que por entonces sembraba obras de arte en museos, catedrales, plazas y parques del país.
Labor de Toscano
Sobre el empeño puesto por el cura Toscano, un periodista de la época escribió: “El señor Toscano a pesar de todo, tuvo que vencer no pocos obstáculos en la prosecución de la obra emprendida; pero él ha luchado sin desfallecimientos, logrando vencerlos, que para eso, cuenta con las energías de su carácter bien templado, con su fe inquebrantable y con su acción fecunda y perseverante”. Tasso, testigo del trabajo del sacerdote, repetía: “La obra se ejecutará porque cuenta con un Toscano...”.
Según la profesora Teresa Cadena, “el 7 de noviembre de 1900, el ingeniero paisajista francés, Carlos Thays, elevó el proyecto que delineaba el “Parque Belgrano”, lugar donde se erigiría el monumento. Tenía una superficie de dos cuadras por lado y el área en su conjunto fue partida en cuatro zonas verdes, que se comenzaron a forestar de inmediato”.
También en 1901, se contrató al arquitecto italiano Domingo Offredi, para que ejecutara el boceto de Tasso. El Ing. Fernando Solá tomó a su cargo el asesoramiento técnico.
El 25 de mayo de 1901, se colocó la piedra fundamental. Se preparó un amplio programa festivo. La ciudad fue embanderada los días 24, 25 y 26 de mayo e iluminada la noche del 25.
Ese día, a las dos de la tarde hubo un Te-Deum en la Catedral y luego una “procesión cívica” hasta el Campo de la Cruz. Allí se bendijo la piedra colocada por el gobernador Pío Uriburu, y hablaron Julian Toscano y el Ministro de Gobierno, Dr. Julio Cornejo.
El acto finalizó con música a cargo de la Banda Militar y salva de cañonazos ejecutada por los batallones de parada.
Por esos días, Sánchez, un periodista del medio, escribió un suelto en un periódico local titulado “Por fin”. Decía: “En diversas épocas y casi siempre con motivo del aniversario de esta memorable Batalla (la de Salta), surgió, murió y resurgió la idea de dar cumplimiento a la resolución de la Asamblea Constituyente. Pero desgraciadamente las personas que se prestaban a formar parte de las comisiones, pronto se olvidaban de la misión, y la idea quedaba otra vez abandonada”. Y concluía Sánchez: “Somos muy patriotas, pero somos muy negligentes”
La obra
La obra fue ejecutada por el arquitecto Offredi, a cuyo cargo estuvo el monolito donde descansa la estatua de la Libertad, realizado en granito rojo traído dificultosamente de la Quebrada de Escoipe, Chicoana.
El revestimiento de la torre central estuvo a cargo de Botinelli y Ossola, y el cornizón de piedra caliza de Humaitá, la columna y las barandas, fueron realizados por Pedro Sambinelli y Cía.
Las lajas de la vereda son de las canteras de Tres Cerritos, donadas por el Dr. Miguel Ortíz, mientras que la piedra blanca del cuerpo del monumento, son de las canteras de La Merced y Cerrillos. Mientras que los molejones o piedra de amolar, de la cantera de Castañares.
Según una tradición familiar, el único salteño que trabajó como picapedrero, fue don Blas Zerpa. La construcción duró nueve años y el monumento fue inaugurado el 25 de mayo de 1813.
La Cruz
En el lugar donde fueron sepultados los casi 600 mártires de la Batalla de Salta, Belgrano hizo colocar una cruz de madera con la inscripción: “A los vencidos y vencedores”. La instaló sobre una base de piedra que construyó con sus oficiales.
Meses después, el 21 de noviembre, la cruz fue reemplazada por otra de mejor factura, pintada de verde y conservando la inscripción original. Esta segunda cruz duró 21 años hasta que en 1834 hubo que arreglarla. Se mantuvo en pie por 46 años. En 1880 cayó totalmente carcomida. Según Miguel Angel Vergara, la cruz del 20 de febrero de 1813, fue trasladada, primero al viejo Seminario de Salta, luego a la Catedral y finalmente a la Iglesia de la Merced”.