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En un comunicado televisivo de apenas 3 minutos, la reina Beatriz de Holanda anunció su abdicación al trono en favor de su hijo, el príncipe Guillermo Alejandro, de 45 años, quien está casado con la argentina
Máxima Zorreguieta. Así, la “princesa argentina” se convertirá el próximo 30 de abril en la reina consorte de Holanda.
“La responsabilidad sobre nuestro país debe recaer en las manos de nuevas generaciones”, dijo Beatriz tras destacar que está a punto de cumplir 75 años y que considera que es un buen momento para dar paso a su hijo, el príncipe Guillermo, que se convertirá en el primer monarca varón de Holanda desde finales del siglo XIX.
Guillermo será ungido entonces como rey en tres meses, y Máxima podrá ser reina ya que el Parlamento holandés aprobó en 2011 las leyes necesarias para que ella llevara el título de “Reina de los Países Bajos” cuando su suegra abdique al trono y su esposo se convierta en el nuevo rey, Guillermo IV.
Hace mucho tiempo que los rumores sobre la abdicación de la reina pululaban por la prensa internacional. Es una de las soberanas más queridas de Europa, dueña de un carisma único, que la convirtió en la
gran protagonista de cada acto en su país. No obstante, en los últimos años, la reina relegó ese papel a su nuera, la princesa Máxima, quien, tan carismática como ella, logró una empatía con su pueblo de adopción sin parangón.
Máxima y Guillermo conforman una pareja ideal para acceder al trono como soberanos por el gran consenso que tienen.
El 30 de abril de 1980, la entonces princesa Beatriz se convirtió en reina de Holanda, tras abdicar su madre, la reina Juliana, de 71 años de edad. La ceremonia de coronación se produjo en la Nieuwe Kerk de Amsterdam, donde se reunieron el Congreso y el Senado para confirmar su nombramiento. Desde ese día, todos los 30 de abril se celebra el Día de la Reina.
La historia de la princesa argentina
Lloraba en silencio apretando con fuerza la mano de su prometido. Era el día de su boda con el príncipe heredero del trono de Holanda y estaba vestida de blanco, radiante y feliz, pero una ausencia le estrujaba el corazón. Las notas de “Adiós Nonino” resonaban en la iglesia Nieuwe Kerk de Amsterdan para recordarle a ella, Máxima Zorreguieta, que su patria es la Argentina, y que su padre le faltaba en el día más importante de su vida.
La polémica que pululó por los medios holandeses e internacionales desde el feliz anuncio hasta el día en que debían pasar por el altar, nada tuvo que ver con la condición de plebeya de la prometida del príncipe sino con que el Parlamento estuvo a punto de impedir el enlace al conocer que Jorge Zorreguieta, padre de Máxima, fue parte del gobierno dictatorial
El aval para la boda llegó en junio del 2001. Sin embargo, se determinó que el padre de Máxima no podría asistir a la unión. El 2 de febrero del 2002 Máxima entró sola a la iglesia Nieuwe Kerk y dijo “ja”, “sí” en holandés, para unirse a su príncipe azul. Las postales que se pueden reunir en su colección de fotos están llenas de carcajadas y miradas cómplices. “Guillermo es el gran amor de mi vida”, dijo con seguridad Máxima a la prensa, explicando por qué accedió a renunciar a su nacionalidad argentina, requisito sine qua non para convertirse en reina consorte.
El tío salteño
“Esta es una larga historia. Una historia de mucho respeto tanto familiar como nacional e internacional. A través este suceso la familia argentina se ve destacada y representada, incluso bien representada. Y me refiero a la familia argentina bien formada. La noticia de Máxima es, sin duda, un beneficio para nuestro país, en una proyección futura. Porque Máxima fuera de ser pariente es capaz. Ella es economista, trabajó en la banca, y fue bien preparada para un futuro que ella no buscó, fue resultado del destino. Por otro lado es innegable el orgullo argentino de que una connacional pueda ser reina - aunque no de ejecución de Estado pero si consorte- compartiendo con su marido las responsabilidades de Estado, de un país tan prestigioso y rico como Holanda. Las responsabilidades son múltiples y en el futuro serán más elevadas todavía”.