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El caos de ayer, causado por la falta de Internet, celulares, cajeros automáticos, “posnet” para tarjetas de crédito y débito y todas estos recursos que, sin que nos demos cuenta, se volvieron insustituibles, nos hizo pensar dos cosas: O estamos atrasados con la ola tecnológica, o estamos tan avanzados que en Salta hubo un ensayo de lo que puede ser el caos global en una guerra del siglo XXI.
Quedamos aislados y sumidos en la desesperación!
Ayer, los únicos que se acordaron de que el domingo tenemos las PASO domésticas -elecciones de candidatos para las elecciones en serio de noviembre- fuimos los periodistas y los candidatos, porque no son demasiados los salteños que se desvelan pensando en cómo van a estar conformadas la Legislatura y los Concejos Deliberantes a partir del 10 de diciembre.
Pero alguno, apolítico y no demasiado entusiasmado, se hizo la pregunta: ¿Qué pasará si el domingo nos quedamos sin sistema de nuevo?
Claro: este fin de semana no habrá bailes, no se venderán bebidas alcohólicas después de los ocho, no habrá deportes y habrá obligación de ir a votar, so pena de multa. Podría ser muy aburrido, pero la gente se da maña. Puede ser un flor de fin de semana para el asado, si no llueve.
Ahora bien, aquí se va a poner a prueba el voto electrónico, un cambio revolucionario que Juan Manuel y la banda de la alta cilindrada concibieron para proyectar al gobernador como presidente. Porque hay que ser corajudo para promocionar personalmente lo que se supone es el negocio de una compañía privada como Magic Software. Como todas las cosas de los muchachos motoqueros, resulta un poco raro esto.
Antes de avanzar: un prestigioso experto en sistemas, ingeniero y apolítico también, pero tajante, sentenció que en Salta “no hay voto electrónico, sino impresión de boletas”.
Los técnicos suelen ser aguafiestas. Si hubiera voto electrónico, los resultados se conocerían a la media hora de terminado el escrutinio. Pero acá, los votantes van a la pantalla, arman su boleta, la imprimen, la ponen en la urna y después, todo igual: se registran los votos para ver si coinciden con los del archivo de la máquina, se mandan las planillas a la Justicia Electoral, y listo.
No es como la tarjeta de crédito, que uno la usa en Arabia Saudita y se la autorizan en ese momento en Salta. El escrutinio salteño, todavía, es previo a Bill Gates.
Ahora bien: cuando uno abre la pantalla del simulacro, que está a disposición de todos, se encuentra con que puede votar lista completa o por categorías.
Esto es simplificarle la vida a la gente!. Se percibe cierta confusión de entrada, porque votar cuatro veces en tres meses es complicado; casi casi, un disparate. En lugar de tener que elegir -obligatoriamente- entre infinidad de opciones de concejales, senadores o diputados, uno aprieta el botoncito de lista completa, mira las siglas y alguna cara conocida y se saca el problema de encima.
Claro, la lista completa del voto salteño es la lista sábana, la obsesión de los que quieren terminar con el clientelismo y buscan una democracia “verdaderamente representativa”.
Así, nuestro voto electrónico doméstico es una suerte de clientelismo posmoderno; del siglo XXI.
Claro que hay ciudadanos que llevan en su cabeza al senador, el concejal y el diputado que quiere elegir.
Entonces elige por categorías. Los senadores aparecen más o menos visibles, aunque las caras no sean del todo conocidas. Lo de los diputados es un poco más complicado, porque hay que encontrar la lista que uno busca dentro del partido que busca... y los concejales... bueno, se aprieta el botón con el emblema del partido y que sea lo que Dios quiera.
No es por desmerecer, pero realmente lo nuestro no es “voto electrónico”, a pesar de los viajes que hicieron Urtubey y la banda para publicitarlo en otras provincias.
Lo que pasa es que sería más complicado, pero mucho mejor, que los partidos existieran, que los afiliados discutieran proyectos y se votaran representantes en serio.
Entre tanto, aunque este no sea voto electrónico, si el domingo nos quedamos sin sistema, va a haber problemas. Pero no, todo va a andar bien. No puede ser que en una semana se corte dos veces el cable en Tucumán.