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Quizá sea el clima el estrés de la campaña, pero Rodolfo Urtubey y Alfredo Olmedo empezaron la última semana blanqueando el pacto que los une.
Hasta ahora negaban todo y decían que se trataba de una maniobra insidiosa de los medios. El magnate de la soja desmentía que el candidato radicado en Puerto Madero lo haya llamado alguna vez para decirle: “Te hablo de parte del jefe. Tenés que dar quórum al presupuesto”. El jefe, claro, es Juan Manuel. Olmedo solía ponerse de todos colores cuando alguien hablaba del “pacto”, que para él es infamante, vergonzoso, y sobre todo, pianta votos.
Ayer todo cambió. Rodolfo y Alfredo aceptaron posar con enormes sonrisas en los medios financiados por el Estado e hicieron anuncios de alto impacto. Olmedo, que había empezado a retacear los regalos, se destapó con que, justo el jueves, para el cierre de campaña, habrá un sorteo para que 23 alumnos y dos profesores puedan hacer el viaje de fin de curso.
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Las vueltas de la vida: Y pensar que Alfredito fue uno de los opositores más cerrados del voto de jóvenes de menos de 18 años!
Hace mucho tiempo que el sojero dejó de mostrarse hostil con la familia Urtubey. Ya no los acusa de persecuciones impositivas ni escuchas telefónicas. Pero el pacto, por ahora, era una realidad negada. Claro, es difícil negar la presencia de un hombre de cincuenta años en el recinto del Congreso. La plata tapa muchas cosas, hasta sirve para asegurarse un fotoshop oportuno, pero no vuelve invisibles a los seres humanos.
El Tolo, en un arranque de sinceridad, se deshizo en elogios. Por ejemplo, descubrió que Olmedo es un demócrata, dato que muchos expertos ponen en duda. Curiosamente, también lo considera trabajador. Todo, porque da quórum cuando se lo piden. Rodolfo Urtubey, de quien solo se sabe que quiere ir al Senado para dar quórum (ver atentamente los spots de campaña), podría encontrar allí una plataforma común con Olmedo y con Cristina Fiore. Yo no sé si los lectores recordarán que la versátil diputada nacional, experta en votar tal y como se lo ordena “el jefe”, es candidata a senadora. De hecho, da la impresión de que se arrepintieron porque la borraron de la campaña, para evitar las comparaciones con Sonia Escudero.
Rodolfo asegura que jamás votaría algunos proyectos de Olmedo, que le parecen disparates. Esto permite suponer que jamás propondría castrar a los violadores; claro, siempre y cuando no se lo ordene el Jefe. Más allá de ciertas contradicciones que invitan a la ironía, el pacto entre los Urtubey y Olmedo está sellado y quedó explícito. Rodolfo reconoce que no compite con el sojero, sino que quieren asegurar al oficialismo local las tres bancas. El hombre de la gorra amarilla debe estar desconcertado. El se enfureció hasta el delirio con El Tribuno cuando se publicó que la familia Urtubey quería verlo a Olmedo en el Senado. Ahora lo dice el Tolo!.
Olmedo, el Isidoro Cañones de la ciudad termal, resultó, al final, un poco ambiguo. Parecido a Cristina Fiore, en ese aspecto; por eso encajan ambos con los U. Nuestro Isidorito es más creativo, hay que reconocerlo, aunque la mentira, se sabe, tiene patas muy cortas.