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No se había apagado aún la conmoción causada por la renuncia del papa Benedicto XVI, cuando ya empezaban las especulaciones sobre quién podría sucederlo y un nombre era mencionado con insistencia: el de Tarcisio Bertone.
Sin embargo, lo particular sobre este cardenal italiano de 78 años es que no era nombrado como papable, sino como una de las personas que podría decidir quién ocupe el llamado solio de Pedro.
Pero ¿quién es este hombre? ¿Por qué algunos le atribuyen tal poder?
Tarcisio Pietro Evasio Bertone nació en Turín, Italia, en diciembre de 1934. En esa ciudad ingresó al noviciado salesiano, orden en la cual se ordenó sacerdote en 1960.
Consagrado obispo en 1991, fue en 1995 que tuvo un encuentro que marcó profundamente su vida: Juan Pablo II lo designó como secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la antigua Inquisición), encabezada entonces por Joseph Ratzinger. Allí hicieron gran amistad.
“Muchas personas pensaban que era la persona que el Papa estaba usando para hacer el trabajo de limpieza y eso le ganó la ira de los que no querían que eso cambie”, recordó Daniel Alvarez, profesor de religiones de la Universidad de la Florida.
Ya como Benedicto XVI, Ratzinger nombró a Bertone secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano y en 2007 fue designado camarlengo, el funcionario de la corte papal que se encarga de administrar los bienes terrenales de la Santa Sede.
Los dos grupos en pugna
Como camarlengo, Tarcisio Bertone se hará cargo del Vaticano a partir del 28 de febrero hasta que un nuevo papa sea elegido, será quien organice el cónclave y presida la sala.
¿Pero, cuáles son los grupos en pugna dentro del colegio cardenalicio? Son dos: el encabezado por Bertone, quien tendría la lealtad de los cardenales -en su mayoría europeos- designados durante el papado de Benedicto XVI.
El otro bando es el de los “diplomáticos” y estaría liderado por el anterior secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano.
Angelo Solano es un integrante de la “vieja guardia política” de Juan Pablo II (de quien fue su camarlengo), y quien ha criticado al actual pontífice por “un manejo inadecuado de los casos de pederastia”.
La animadversión entre ambos es tal, que en las columnas de diarios italianos que siguen los chismes de pasillo del Vaticano se ha mencionado que Solano, en un gesto de desprecio, tardó 16 meses en desalojar sus oficinas en la Santa Sede para permitir el ingreso de Bertone.
Tarcisio Bertone “tiene un enemigo dentro del Vaticano que es Angelo Sodano”, refrendó Daniel Alvarez.