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Tabúes ambientales que hacen daño a Salta

Sabado, 02 de febrero de 2013 12:22
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Hace pocos días, el periodista y escritor Mark Lynas reconocía haber cometido un grave error al considerar, años antes, que la producción y consumo de alimentos transgénicos traería consecuencias adversas para la salud del consumidor.

Los oportunistas de siempre se sumaron a esta postura y temerariamente desplegaron una estrategia a nivel global, advirtiendo que las consecuencias, ya formuladas por Lynas, no quedarían solo en eso, sino que se afectaba al ambiente, el futuro limpio del planeta y una serie de argumentos tremendistas nunca comprobados hasta la fecha.

La Conferencia Agrícola de Oxford fue el lugar elegido para corregir el error y reconocer lo equivocado de aquella aseveración. Al lugar asistían especialistas y prestigiosos investigadores en la materia, otrora adversarios de ideas. A esta valiente actitud Lynas agrega, según yo interpreto, una especie de disculpa por el alcance negativo que podría haber generado su vieja postura en la vida cotidiana de personas, agroempresas, ambiente, producción y todo lo que desde ahí se genera.

Plausible acto el de reconocer su error en ese lugar y con ese auditorio. De todas formas sus argumentos usados contra la tecnología transgénica no frenaron el avance de la investigación ni el desarrollo que de ese adelanto surgía. Justamente el conocimiento, la comprobada experiencia y el rigor académico pudieron más y hoy gozamos de esos beneficios productivos, ambientales y sociales. Esto convierte casi en abstracta la disculpa.

La pregunta obligada aquí, es, ¿quién era Lynas antes de su valiente retractación? , ¿qué hace o dónde se encuentra ahora?, ¿valía la pena 20 años de una discusión estéril? Es más, creo que el común de la gente desconoce quién es o de qué estamos hablando.

No solo hay que valorar el gesto. Debemos capitalizar la enseñanza para beneficio propio.

Salvando distancias, imposible no trazar un parangón entre el caso Mark Lynas y nuestra Salta.

Similitud con escasa oposición

Existe similitud entre actores y opiniones usadas contra lo transgénico y las que fundamentaron nuestro ordenamiento territorial. A diferencia de aquella situación, la nuestra no encontró suficiente oposición contra lo que resultó ser un freno productivo, que ya no admite -en base al tiempo transcurrido y estadísticas- discusión alguna. Aquí no basta retractarse, se debe pedir una disculpa, porque se afectó la producción y la capacidad de producir sin beneficio alguno.

Con viento y legislación favorable, revertir el momento productivo actual demandará no menos de una década.

Cuando uno anda por la ciudad, en sus calles, oficinas, bares, se topa a menudo con los “Lynas” locales, con la diferencia de que no se adivina en ellos voluntad de retractación, menos la debida disculpa a Salta, que tan generosamente los acoge y “habilita”. Es más, hablan, discuten, publican, siguen proponiendo, gestionan. Sabrá la gente ¿quiénes son o qué hacen?, ¿de dónde vienen?.

Es bueno comenzar a identificar las posturas sustentadas en el tiempo, documentadas, con estructuras de pensamiento defendidas cuando la “mano viene bien y cuando viene mal”. Diferenciarlas de aquellas que aseveraban categóricamente una cosa y sin razón aparente cambian de opinión. Amarillo, ya no se usa, para esta temporada mejor el verde y vamos para adelante. No alcanza cambiar, hay que corregir, cuanto antes mejor, será en beneficio de nuestro desarrollo productivo, nuestra industria, nuestro ambiente, en definitiva de toda Salta. Para esto hay que estar capacitado, evitará que un Lynas local algún día lo arregle con un: “No mi dao cuenta”.

 

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