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Murió García Ferré, el creador de los personajes Hijitus, Anteojito y Petete

Jueves, 28 de marzo de 2013 18:22
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Manuel García Ferré murió durante una operación del corazón y el velatorio será esta tarde, mientras que sus restos serán inhumados en el cementerio Jardín de Paz.
Según contó Pedro Pelusa Suero, voz de varios de sus personajes, “era un hombre muy grande y tenía unas cuantas cositas, pero para mí fue sorpresivo. Fue a hacerse un chequeo al Hospital Alemán. Ahí lo internaron y eso desembocó en lo de hoy”.

García Ferré nació en España, en 1929, pero a los 17 años vino a la Argentina para hacer historia con sus dibujos animados, que marcaron la infancia de los niños de varias generaciones de argentinos.
Si bien en su juevntud trabajaba en agencias de publicidad mientras estudiaba para ser arquitecto, en sus tiempos libres se dedicaba a dibujar y a tratar de hacer que sus creaciones llegaran a los medios.

Su primera aparición fue en la revista Billiken, mientras que luego llegó la publicación infantil Anteojito, que se vendió durante más de tres décadas.
El paso a la televisión fue en 1967 con la serie de dibujos animados Hijitus, la primera en la Argentina, con un éxito tal que le seguirían largometrajes dedicados exclusivamente al público infantil. Algunos de ellos son: Ico: el caballito valiente, Pantriste y Manuelita.
En el año 2009 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Su última película, Soledad y Larguirucho, fue en 2012, junto a Soledad Pastorutti.

 
Reflexiones de un genio del lápiz

Sin dejar de sonreír, el hombre que nació en Almería, España, en 1929 poco antes del inicio de la Guerra Civil Española, recordó su dura infancia, durante la cual despertó su pasión por dibujar: “Siempre me ha gustado hacer caricaturas, dibujos, hacer muñecos. Cuando era chico me hacía mis propios juguetes con alambres, con maderas, me gustaba facilitar con las manos hasta la escultura. Tenía cierta técnica”.

A los 17 años llegó a la Argentina, donde desarrolló ese talento. Trabajó en agencias de publicidad mientras estudiaba Arquitectura, carrera que le dio la técnica que luego desarrolló en los dibujos que crecieron junto a tres generaciones de niños.

Los personajes de García Ferré poseen características muy humanas que él mismo describió: “Los valores que mueven a todos mis personajes yo los saco de la misma humanidad, los saco de la calle y la experiencia aporta muchísimo. La ilusión, la magia y el encanto que tiene el dibujo animado, en el cine me maravilla. Lo voy a seguir haciendo hasta que Dios me dé fuerzas”.

“Si ellos sus dibujitos tienen repercusión, creo que es un reflejo de lo que nos ocurre a todas las personas, no lo que pienso o solamente imagino, sino que lo imagino pero lo paso primero por el corazón y lo siento. Detrás de cada personaje que hago suelo poner a un ser humano con sus sentimientos, con su locura, con su magia, con su encanto, con su tragedia”, argumentó.

A la hora de optar por uno de ellos como favorito, el maestro de la ilusión dijo: “En cada momento ha sido el que creé. Todos tienen su momento”, pero definió que quizás “los que más perduran en el tiempo: Anteojito, Hijitus, Trapito, Petete, el Patriarca de los pájaros” sean sus preferidos.

Consultado sobre la siempre vigente comparación con Walt Disney, dijo: “No llegué a conocerlo personalmente, pero era intuitivo, un gran observador, un gran crítico de su propia obra, supo rodearse de gente muy importante y logró cosas maravillosas”.

El padre creador de Trulalá asumió que estaba al tanto de todo lo que pasa en el mundo del lápiz, donde hay trabajos “regulares, buenos y otros malos”. De todos ellos, el que se sienta a ver con gusto es la zaga La Era de Hielo.
“Me encantó. Se ve una madurez, una gran inversión económica. Es un arte industrial porque requiere el trabajo de mucha gente, durante mucho tiempo. Yo hago la película en uno o dos años, y ellos tardan a veces hasta cuatro y cinco años en hacer una súper producción por ser perfeccionistas, y eso genera un resultado extraordinario”, decía el gran maestro García Ferré, quien nos dejó personajes entrañables a varias generaciones de argentinos.
 

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