El cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI comenzará el próximo martes 12 de marzo, según decidió ayer la congregación de cardenales en la reunión de la tarde.
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El cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI comenzará el próximo martes 12 de marzo, según decidió ayer la congregación de cardenales en la reunión de la tarde.
El vocero vaticano, presbítero Federico Lombarid, había dicho luego de la reunión de la mañana que los cardenales “no tenían apuro” por decidir la fecha del cónclave.
Pero la Iglesia católica no puede obviar el hecho de que el domingo 24 del corriente se celebra el Domingo de Ramos, lo que inicia la Semana Santa. Y si en el cónclave no hay un acuerdo rápido, los tiempos apremiarán a los congregados en la Capilla Sixtina para elegir Papa.
Por eso, se descuenta que con los días que tuvieron los cardenales para estas reuniones previas ya debe haber un par de candidatos firmes y es dable esperar que se sepa quién será el sucesor de Benedicto XVI en la semana entrante.
Por lo pronto, la mañana del martes se celebrará en la basílica de San Pedro la Santa Misa “Pro eligiendo Romano Pontífice” y por la tarde los 115 cardenales electores entrarán en la Capilla Sixtina e iniciarán el cónclave. Esa misma tarde habrá una votación y se verá la primera “fumata”. Un total de 117 cardenales menores de 80 años están llamados a elegir al sucesor de Benedicto XVI en el cónclave, aunque dos ya han anunciado que no asistirán. Por ello, serán 115 los que elegirán al tercer Papa del tercer milenio.
El Colegio Cardenalicio, conocido como “el club más selecto del mundo”, está compuesto por 207 purpurados procedentes de 66 países, 51 de los cuales cuentan con cardenales electores. De esos 207 cardenales, 117 tienen menos de 80 años y el resto (90) superan esa edad.
Los votos necesarios
En el segundo cónclave del tercer milenio, el próximo Papa necesitará en todas las votaciones lograr dos tercios de los votos de los cardenales asistentes para ser elegido.
Así lo contempla la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis”, que precisa que si se llega a una votación entre los dos más votados, estos no podrán participar y que si se perpetrara el delito de simonía (compra de votos) todos los culpables serán excomulgados, pero el voto será válido.
También prevé que los cardenales electores deberán abstenerse de toda forma de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos.