Silencio oficial. Mientras el Gobierno y sus principales funcionarios eligieron no hacer declaraciones, algunos dirigentes kirchneristas de tercera y cuarta línea salieron ayer a tratar de minimizar el alcance de la masiva protesta del jueves en todo el país, que para muchos fue aún mayor que la de hace cinco meses. Esta vez, a diferencia del 13S y 8N pasado, cuando calificaron a estas convocatorias de destituyentes y golpistas, el nuevo argumento de esos dirigentes fue que “hubo menos gente” comparado con las ya nombradas protestas anteriores. Esa línea fue también utilizada por los medios oficialistas.
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Silencio oficial. Mientras el Gobierno y sus principales funcionarios eligieron no hacer declaraciones, algunos dirigentes kirchneristas de tercera y cuarta línea salieron ayer a tratar de minimizar el alcance de la masiva protesta del jueves en todo el país, que para muchos fue aún mayor que la de hace cinco meses. Esta vez, a diferencia del 13S y 8N pasado, cuando calificaron a estas convocatorias de destituyentes y golpistas, el nuevo argumento de esos dirigentes fue que “hubo menos gente” comparado con las ya nombradas protestas anteriores. Esa línea fue también utilizada por los medios oficialistas.
Lo cierto es que los principales funcionarios del kirchnerismo, Florencio Randazzo, Juan Manuel Abal Medina, Julio De Vido, Carlos Zanini, etc., optaron por el silencio. Mientras el diputado provincial del Frente para la Victoria, Fernando “Chino” Navarro señaló: “Toda movilización es un aporte a la democracia. Esta tuvo menos gente que las anteriores, y esto no la desvaloriza”. Y agregó: “La oposición tiene la obligación de encauzar este reclamo en un programa”.
Por su parte, el dirigente piquetero oficialista Luis D'Elía cuestionó a dirigentes de la oposición como Ricardo Alfonsín, Gerónimo Venegas y Patricia Bullrich por “convocar a la marcha”.
Luego minimizó y politizó la protesta, al ironizar: “La espontánea movilización de hoy agitada hasta el paroxismo por los 305 medios del grupo Clarín”.
Mientras la titular de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, afirmó que en el 18A “no hubo un objetivo claro, hubo diferentes posiciones, absurdos, y eso realmente hace que pierda validez la demanda, porque cuando marchamos, marchamos porque tenemos una consigna común”.
Por otro lado, hizo mención en los carteles que llevaban, el jueves, los manifestantes, al catalogarlos como “agresivos e insultantes”. “Me da pena ver eso, me da tristeza la confusión y la intolerancia que tienen”.
Por último, la titular de Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo dejó en claro que “piden por la inseguridad, en lo que todos estamos de acuerdo”. También, aseveró que “hay una población empobrecida y marginada, pero es menor que antes, no se pueden hacer milagros”.
Finalmente, el gobernador de Tucumán, José Alperovich, interrogado sobre su propia lectura y balance de la concentración, que en Tucumán tuvo como caja de resonancia a la plaza Independencia, dijo: “Cada uno deberá hacer su análisis. Creo que lo esencial fue que al vivir en democracia, la gente pudo salir para expresarse, y que todos puedan hacerlo no tiene precio”.
También opinó sobre las repercusiones políticas que podría tener esta manifestación en un año electoral. “En agosto son las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) y luego las de octubre. Ahí se verá si esto impactará en las urnas”, dijo.
Cristina lo ignoró
Un día después de la protesta, Cristina volvió a ignorar el cacerolazo.
Ayer, la mandataria publicó un tuit en el que tampoco mencionó la que inevitablemente fue la noticia principal de todos los diarios del país. Publicó: “La declaración de Unasur que firmamos anoche en Lima, antes de viajar a Caracas a la asunción del presidente Maduro”. Se trata de un documento de respaldo absoluto al mandatario venezolano y en el que desechan por completo las denuncias de fraude.