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Tal vez obligados por las circunstancias políticas, o quizás por una verdadera vocación, los posibles candidatos oficialistas se animan a acelerar el paso en la carrera hacia las elecciones de octubre y noviembre próximo. En esos comicios deberán renovarse parte de los senadores y diputados nacionales por Salta en el Congreso y luego se hará lo propio en la Legislatura provincial, con la renovación de la mitad de las bancas en la cámara alta y baja. Los resultados de estas elecciones -demás está decirlo- son vitales para las aspiraciones políticas del gobernador Juan Manuel Urtubey y constituyen de alguna manera un plebiscito sobre su segundo mandato.
Pero en esta carrera de posicionamiento, ninguna de las figuras que aparecen como posibles candidatos podría encabezar una lista ganadora. Analizar cada una de esas candidaturas que se vienen exponiendo ante la opinión pública en forma periférica, resulta una tarea apasionante, sobre todo cuando en ese análisis sobresalen claras muestras de una falta de orientación y rumbo en el liderazgo político.
Uno a uno, los posibles candidatos se fueron exponiendo en la publicidad oficial, pero no lograron conmover la intención de voto del electorado. Pasaron por allí ministros de todas las áreas, cada uno de ellos envueltos en las llamaradas de su propia gestión.
Luego apareció el “Indio” Godoy mostrándose como candidateable, sin siquiera considerar que su imagen ante la opinión pública ya es un camino de ida y sin retorno.
Rodolfo Urtubey, que con una administración de 800 millones de pesos para el famoso Fondo de Reparación Histórica, cosecha cada día más derrotas que triunfos, sin presentarse aún como candidato oficial a senador nacional.
Mientras tanto el entorno de Juan Manuel Urtubey habla de su posible candidatura testimonial. Pero el gobernador no dice nada.
El escenario plantea poca prolijidad; todos se mueven al compás de la intuición y nada parece planificado. Y es allí cuando sobresalen los errores más infantiles que bien podrían colocarse en una vidriera de bloopers políticos . El último fue de antología.
Apurando la marcha para una posible candidatura como diputado nacional, apareció el secretario de Seguridad de la Provincia, Eduardo Sylvester. “Soy un apasionado de esta gestión que está transformando la provincia” dijo y no descartó su postulación.
“No veo por qué no pueda ser candidato” aseguró en un programa televisivo y luego consideró que la política es solucionarle los problemas a la gente. “La seguridad es lo que más le preocupa a la gente, según las encuestas, o sea que estamos haciendo política desde el sentido más cabal de la palabra” aseguró.
Pero las palabras de Sylvester no habrían sido más que expresiones de anhelo y fantasía de un candidato político si no fuera por la brutal contradicción que encontraron horas después en las declaraciones del propio ministro de Gobierno de la provincia, Julio César Loutaif, quien admitió tajantemente un aumento del narcotráfico y la delincuencia entre los jóvenes.
¿Visiones distintas de una misma realidad en dos funcionarios de primera línea? No. Simplemente una torpeza que hasta causa gracia.
En el PRS
Pero ya que hablamos del ministro político del Gobierno, es oportuno señalar que hay cierto malestar con el contador Loutaif, filas adentro del Partido Renovador.
Loutaif, la segunda figura más encumbrada de PRS dentro de la alianza de gobierno, viene siendo observado minuciosamente por la dirigencia renovadora.
Hay una inquietud en la línea ortodoxa que no se olvida de la mística partidaria y que ve cómo el actual esquema de poder les quita espacio y los va transformando de a poco en instrumentos de utilería del PJ.
“Le está respondiendo más a Urtubey que al propio partido y eso no es una buena señal” coinciden algunos cuando se refieren a Loutaif.
Es que el Frente para la Victoria que encabeza el gobernador Urtubey tiene ya un tiempo de existencia y el balance no resulta positivo para algunos de sus integrantes.
En el PRS, por ejemplo, se debate en forma permanente esta cuestión y se observa que no existe interés ni compromiso, más allá de las etapas electorales, por parte del socio mayoritario de la alianza política.
“Somos un partido político y no hay que debilitarlo. Somos renovadores en un frente que cada vez nos ignora más y que sólo nos convoca para los tiempos de elecciones”, aseguran
Será interesante ver la evolución de este otro foco de conflicto que deberá ser resuelto por el jefe político del oficialismo.
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