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Como en los viejos tiempos, Sebastian Vettel fue el absoluto líder en el circuito de Sakhir y se adjudicó ayer el Gran Premio de Bahrein correspondiente a la cuarta fecha de la temporada.
El campeón mundial y actual líder del campeonato prevaleció sobre los Lotus del finlandés Kimi Raikkonen y del francés Romain Grosjean, que se clasificaron segundo y tercero, respectivamente.
El piloto de Red Bull de 25 años, ganador en Bahrein el pasado año, consiguió su vigésima octava victoria en Fórmula Uno después de haber salido desde la segunda posición, y se consolidó en la clasificación general.
Lo real es que, en apenas cuarto de hora, Vettel se quedó solo. Nico Rosberg, que salía de la pole, se había quedado sin neumáticos y sin ritmo. Alonso, tras su doble paso por el “pit lane”, estaba en el vagón de cola luchando por los últimos puestos. El camino estaba despejado para un Vettel que solo debía pensar en no cometer errores y en seguir avanzando.
Nada sucedió en las cincuenta vueltas restantes y el piloto alemán terminó cruzando la línea de meta en primera posición. Es su segunda victoria del año tras la conseguida en Malasia el mes pasado.
La carrera estuvo marcada por el pobre rendimiento de los Ferrari tanto del español Alonso como del brasileño Felipe Massa, que, si bien salían en la segunda fila de parrilla, finalizaron en octava y decimoquinta posición.
Alonso, que aspiraba a reinar en Bahrein por cuarta vez, inició muy bien la carrera, pero una avería en el DRS lo forzó a entrar en boxes en la octava vuelta, lo que le hizo perder varias posiciones y verse obligado a intentar una remontada épica.
Su compañero de equipo tuvo que pasar por boxes tres veces por dos pinchazos en los neumáticos, que lo situaron en la cola de la carrera.
Por su parte, el mexicano Sergio Pérez (McLaren) terminó en una meritoria sexta plaza después de una intensa lucha con su compañero de equipo, el inglés Jenson Button.
El venezolano Pastor Maldonado (Williams) mejoró las prestaciones de su coche y concluyó undécimo.