¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
11°
26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El alfajorero que le vende a la reina

Lunes, 29 de abril de 2013 23:02
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

A escasos metros de la plaza Dam, donde están emplazados el Palacio Real y la Nueva Iglesia, un argentino construyó un rincón donde vende alfajores y dulce de leche, y entre sus clientes se cuenta nada menos que a Máxima Zorreguieta.

Guillermo Mellicovsky, su dueño, dejó Argentina en 1992 “huyendo de la odisea”, dice con nostalgia, mientras disfruta del notable incremento en las ventas que le trajo la marea humana que por estos días circula por el centro de Amsterdam.

“Me llamo Guillermo, pero mi esposa me llama últimamente Guillermo de Holanda”, cuenta entre risas.

“Máxima vino varias veces a comprar acá”, dice orgulloso mientras despacha varios pedidos del alfajor “Royal House”, una variedad de maizena teñida del tono naranja que inunda la fiesta popular holandesa.

“Le gustan mucho los alfajores a la futura reina” cuenta “el Guille”, como lo nombran los argentinos residentes en este país y que adoptaron el lugar ubicado en la calle Nieuwezidjs Voorburgwal 137 como lugar de encuentro ineludible.

Una rápida mirada a las vidrieras, repletas de envases de yerba, dulce de leche, alfajores de varios tipos, chocolinas, mate, chocotortas y cubanitos, entre otros productos, lo transforma -según cuentan algunos argentinos presentes durante la entrevista- en un “imán” para los nostálgicos.

Entusiasmado con la ocasión de poder relatar su historia para que la conozcan en Argentina y acompañado por el típico chocolate caliente holandés, Guillermo describe a Máxima como una persona “absolutamente normal”, y destaca como un detalle significativo de sus encuentros con la futura monarca: “El trato no fue de su excelencia ni nada parecido, nos tuteamos y todo”.

“Bueno, antes también andaba sin custodia y podía pasear sola, pero ahora todo eso se va a complicar con su nuevo rol”, reflexiona.

El negocio tiene 10 años y si bien en un principio “el Guille” no lo planificó como rincón de argentinos, “se fue dando de a poco”, aclara, mientras narra que primero intentó traer alfajores y dulce de leche de la Argentina, “pero todo se fue complicando y terminé haciéndolos yo”, explica. Hoy, durante las ceremonias de abdicación e investidura, el negocio deberá permanecer cerrado en el marco de las estrictas medidas de seguridad implementadas por las autoridades para la ocasión.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD