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Martín Caparrós es escritor y periodista. En diálogo con El Tribuno desde España, Caparrós analiza la actualidad de la política nacional en un año que estará atravesado por las elecciones legislativas. Interpreta el rol de dirigentes oficialistas y otros opositores.
A través de su blog en el diario El País de España escribe sobre la reciente muerte del dictador Jorge Rafael Videla y reproduce su sentimiento en la entrevista.
¿Cómo ve al oficialismo de cara a las elecciones legislativas?
Da la sensación de que el Gobierno ha perdido mucho apoyo en los últimos meses y seguramente eso se va a reflejar en las próximas elecciones, salvo que pase algo de aquí en adelante para que cambie la tendencia. Eso son los datos que reflejan las encuestas.
¿Cuáles son las principales dificultades que hoy debe enfrentar el Gobierno?
Es obvio que la principal, es la complicación económica. Ya se dijo bastante que mientras la economía funciona la gente tiende a no mirar el resto de los problemas. Ultimamente, como la inflación sigue adelante hay incertidumbre por la falta de datos claros, se pierde circulación económica, se pierde trabajo; como empieza a pasar todo eso muchas personas toman en cuenta problemas que antes no consideraban. La discusión por la corrupción en el Gobierno, por ejemplo. Lo curioso que tiene es que la mayor parte de los datos ya estaban en circulación hace 5 años y nadie hacía caso. La madre de todos esos cuestionamientos es el factor económico. Y por otro lado los exabruptos que el Gobierno produce hace que quede mal, desde la reforma judicial como los ataques contra algunos grupos de prensa, los accidentes que se producen una y otra vez por falta de infraestructura, lo de Once, las inundaciones. Todo eso que ya sabemos hace que más gente se convenza de que el Gobierno más allá de su discurso no funciona.
¿Y en este contexto cómo analiza a la oposición? ¿Aprovecha los altibajos del Gobierno o está desdibujada?
Está claro que no hay una oposición unida. No tendría por qué haberla tampoco. En realidad lo que llamamos oposición por comodidad son sectores muy diferentes entre sí. Muy distintos y con programas, proyectos muy distintos. Entonces, ¿por qué se unirían? ¿solo porque están en contra del Gobierno? Ese sería una especie de último homenaje al kirchnerismo. Si Macri o
Pino Solanas, por nombrar algunos, decidieran unirse una vez más estarían subordinándose al Gobierno nacional, ahora para combatirlo. Entonces me parece lógico que la oposición no esté unida. Lo que no me parece lógico es que dentro de esa oposición no aparezcan con claridad proyectos alternativos a esto.
¿La oposición hoy por hoy solo llega a las críticas?
No sé si exactamente se quedan en las críticas. Es cierto que no dan la sensación de tener proyectos claros de Gobierno a la ciudadanía. Y me parece que en estos momentos no hay ningún partido opositor que pueda convencer a suficientes argentinos de eso.
Macri, por ejemplo, que tiene una gestión a cargo, ¿no puede capitalizar desde ahí?
A mí me parece que Macri, como jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires perdió mucho potencial político. Lo que vendía Macri cuando llegó al poder en Buenos Aires, era que era un buen gestionario. Nadie lo votó ni por sus ideas, ni por su labia ni por su carisma. No tiene nada de eso. Lo votaban porque, supuestamente, sabía gestionar. Y lo cierto es que la ciudad de Buenos Aires aparece muy mal gestionada. No funciona. El tránsito, la recolección de la basura, está sucia como nunca, escuelas que cierran. Hay una sensación de que la ciudad no funciona. La idea de que iba a gestionar bien se disuelve. Entonces sus chances electorales nacionales parecen no mejorarse.
¿Y Scioli? ¿Cuál es su rol en la política nacional?
Da la sensación de que su rol es estar cueste lo que cueste y que como se dijo más de una vez cree que haciendo la plancha alguna ves va a llegar a la orilla (a la suma del poder). Uno tiende a creer que para llegar a la orilla tiene que nadar en esa dirección. Pero el cree que no y no le fue tan mal al “gordito”. Lleva diez años largos en puestos de primera línea. El asunto es cómo hace desde ahí para dar el salto al primer puesto. Es lo que se supone que busca. Y está en esa situación ridícula donde se supone que tiene que mostrarse como oficialista y por otro lado tiene que mostrarse como opositor. El hecho de que miles y miles de personas sigan, aparentemente, creyendo en él, cuando hace ese rol tan ambiguo y tan menor me parece que habla mal de esos millones de personas, más que bien o mal del propio Daniel Scioli.
¿Qué significa la muerte de Videla?
Me da cierta alegría, pese a que no me gusta la idea de que alegre a nadie. Pero la muerte de un asesino hijo de puta me da alegría. Siento que hayamos tenido una historia tan trágica como para que la muerte de alguien pueda alegrarnos. Creo que a mí y a millones de personas. Lo trágico de esa historia es en gran parte responsabilidad de gente como Videla, no de Videla solo. El fue la herramienta de un sector social argentino, de los ricos y poderosos argentinos que en un momento dado decidieron cambiar el país y para eso era necesario matar una cantidad de gente. Mataron gente, cambiaron la Argentina, la transformaron en un país mucho más injusto y mucho más desigual. Y para eso Videla fue útil, pero no fue su proyecto individual. Fue el proyecto de un sector social que sigue estando, en general, en lugares de poder.
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