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Delincuentes que rompen vidrieras para robar atacaron locales comerciales ubicados en la zona céntrica durante la madrugada de ayer. Alrededor de las 3, al menos dos desconocidos arrojaron una piedra de gran tamaño contra una vidriera con membrana del local de informática Miguel Llaó, situado en la calle Balcarce al 300, frente a la Central de Policía. Los ladrones ingresaron al comercio y se llevaron una notebook Leonovo, una netbook Samsung, una tablet PC 7 Eqqus y accesorios. Los elementos están valuados en $17.000. “Destruir así el vidrio, que es doble y grueso, para pasar, requiere tiempo. Justo tenía desconectada la alarma porque estamos haciendo modificaciones en un taller.
Es increíble que estando frente a la Policía nos pase esto”, relató Mónica Márquez, dueña del local, quien anticipó que radicará la denuncia en la comisaría 1. “La inseguridad está. Se burlan. Se supone que hay oficiales y vehículos para protegernos y los gobernantes deben garantizarnos la seguridad, pero no pasa nada”, remarcó. El jefe de la Policía, Marcelo Lami, se refirió al hecho ocurrido a escasos metros del establecimiento: “Vivir a la par de la Jefatura tiene que ser sinónimo de seguridad al 100 por ciento. Lamentablemente, es un edificio de trabajo administrativo y solo quedan cuatro policías de noche, dos que custodian adelante y dos atrás. Escucharon ruidos y salieron, entonces observaron cómo se fugaban dos personas. Esta es una nueva modalidad de delitos. Nos hace replantear el sistema de prevención y patrullaje, especialmente del centro. Es una cachetada a la Policía y eso lo asumo como jefe.
Fue muy ingenioso y corajudo”, finalizó. Otro blanco de los ladrones, quienes actuaron bajo el mismo modus operandi, fue una heladería de la cadena Grido en la calle Caseros al 1800. Allí sustrajeron una caja registradora valuada en $7.300, dentro de la cual habían $800. Además arrancaron un monitor de computadora. También intentaron sacar un televisor LCD de 42 pulgadas pero no pudieron. “Estoy a una cuadra de la comisaría 5. A la puerta la derribaron a patadas”, contó el propietario, Lucas Cuadros.