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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El ejemplo de la nueva Alianza del Pacífico

Domingo, 09 de junio de 2013 20:58
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El 1 de noviembre de 2012 México, Colombia, Perú y Chile, sobre una base geográfica real y concreta, firmaron un Tratado de Comercio que hoy, a tan sólo seis meses, se afianza como una decisión geopolítica de trascendencia sin igual, perfilándose en convertirse en el más poderoso bloque económico americano del siglo XXI.

Esta Alianza reflota la genialidad de uno de los “olvidados” mencionados en mi columna anterior: El Rey Carlos III de España.

Hablar de él es hacerlo de José de Gálvez, Bernardo de Gálvez y de Pedro de Cevallos, quienes fueron los artífices de la independencia de los EEUU, iniciada el 4 de julio de 1776 y, menos de un mes después, el 1 de agosto de 1776, de la creación del Virreinato del Río de la Plata.

Equilibrio continental

Fue el proyecto de equilibrio de todo un continente que abarcando los dos océanos se erigió como un nuevo balance mundial.

El comercio se establecía por la “ruta del Pacífico” (llamado de tal manera porque en él no surcaban los piratas ingleses que sí controlaban el Atlántico), con los puertos de Monterrey y Acapulco en México; el Callao en Perú y Valdivia en Chile.

Este era el eje del tráfico comercial de las provincias españolas en América: del Callao a Filipinas, de Filipinas a Japón, China e India.

Es de destacar que el signo monetario de las Españas de América y de Filipinas era la onza castellana de plata. El valor intrínseco del metálico circulante en Japón, China e India era también la plata, por lo tanto las importaciones y exportaciones entre el Este de las Españas de América y el oriente de Asia se simplificaba porque el signo monetario empleado era el mismo.

La Gerencia de la “Compañía de Filipinas” se hallaba en 1806 en Buenos Aires siendo su titular don Martín de Álzaga.

El 27 de junio de 1806 el invasor inglés Bereford tuvo especial cuidado en saquear esta Gerencia, robándose todas las cartas náuticas de la ruta comercial española del Pacífico.

Actualidad

Hoy, en el siglo XXI, bajo el divisorio postulado de “Chile en el Pacífico y Argentina en el Atlántico”, nos vemos sucumbiendo y disgregando en un Mercosur (y su variante el Unasur) que al decir del expresidente de Uruguay, Alberto Lacalle, “ya falleció y espera su sepultura”.

Un desafío para los salteños

Para nosotros, los salteños, es un imperativo de supervivencia la integración a los puertos chilenos con una eficiente utilización de nuestra mejor herramienta: el ferrocarril Belgrano, nexo de unión y progreso para toda nuestra región y puerta de salida hacia el mercado del Pacífico como ya en el Virreinato de Carlos III estaba programado.

Es esencial integrarnos y no quedar fuera de esta Alianza, a la que geopolíticamente pertenecemos por mandato de la propia naturaleza.

El Geicos fue un valiosísimo anticipo.

Salta, y los salteños, nos encontramos geográfica y culturalmente más cerca de ella que de todo otro invento que mire al Atlántico a través de la nefasta ciudad puerto del Plata.

Está en nuestros gobernantes la posibilidad futura de: integración económico, político, cultural con quienes nos unen orígenes comunes, o, licuarnos en una insensatez de un “modelo” inexistente.

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