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Enrarecido es el aire que se respira en la sede del Partido Justicialista de Salta. Acusaciones cruzadas, críticas a las espaldas y el malhumor abunda en la Zuviría al 900. Sin nombrarlo, todas las miradas apuntan al presidente del PJ y autoreferenciado jefe: Juan Manuel Urtubey. En un año electoral los tiempos se aceleran y las decisiones sensibilizan a propios y extraños. Así es que comenzaron a evidenciarse los problemas internos.
Rubén Fortuny fue una de las primeras víctimas de la actualidad justicialista. Con ansias de llegar al Congreso dejó el Ministerio de Trabajo, pero el sueño le duró poco. A días de su lanzamiento, decidió abandonar su precandidatura. Afirmó correr con desventaja en la interna. Con fuertes dardos al intendente Miguel Isa, Fortuny reconoció que la distribución de la pauta no era pareja.
En esta línea el compañero de lista de Fortuny, Luis Mendaña abrió el paraguas y profundizó: “hubo una gran estructura que se empezó a molestar porque nosotros teníamos una propuesta electoral diferente, y ya no era que todo estaba bien y obviamente decidimos que no tenía sentido”.
Menos visible pero igual de urticante, es el malestar de la rama femenina peronista. Las molestias ya estaban, pero la precandidatura de una extrapartidaria como Cristina Fiore fue la gota que colmó el vaso. Algunas amagaron con pegar el portazo. Otras, con saltarse a la lista díscola de Julio Villafañe. Un caso testigo fue el de Adriana Pérez. La extitular de AMT abandonó su cargo con la expectativa de ser candidata a diputada nacional. Nada de eso ocurrió.
La peor decisión de Urtubey
“El jefe soy yo” dijo el gobernador al postular unilateralmente a Fiore. Su accionar fue más allá y apresuró la ruptura del frente con el Partido Renovador. Lejos de los micrófonos, muchos justicialistas dicen que el frente quedó muy debilitado. Algunos, ya pensando en 2015, se preguntan cómo harán para que desde el PJ se haga la férrea defensa que el gobernador necesitará para esos tiempos.
Debilitado el PJ, Urtubey no tuvo mejor idea que poner a dedo a su hermano Rodolfo como primer candidato a senador nacional. El costo, hasta ahora, viene siendo alto. El precandidato no levantó cabeza ni con una billetera de 200 millones de dólares del Fondo Reparación Histórica. Las encuestas hoy lo afirman, y varios piensan que Rodolfo fue la peor decisión que haya tomado Juan Manuel.
Los caprichos y berrinches del gobernador hacen de la política un juguete que se lo queda el que más tironea. ¿Cuánto más podrá soportar el PJ los manejos y desmanejos de Urtubey? ¿Cuál será el costo que pagará el partido de consumarse una eventual derrota en las primarias? Quizás las urnas aclaren un poco el panorama.