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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Los peligros de no tener debate interno

Sabado, 27 de julio de 2013 23:05
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Pese al desgaste que generó su designación como jefe del Ejército en medio de la campaña, todo indica que el escándalo en torno de César Milani le restará más capital político que votos al oficialismo en las primarias de agosto. El inexplicable respaldo al militar, abre un debate impensado sobre la fuerza gobernante, ya que hasta los dirigentes más asociados con la derecha argentina quedaron de pronto a la izquierda del Gobierno nacional en materia de derechos humanos.

Los más de diez años que el kirchnerismo lleva en el sillón de Rivadavia le dieron una inmunidad pocas veces vista ante algunos nubarrones que a otro Gobierno lo desgastarían sin medias tintas. La recuperación económica luego de la crisis de 2001, en ese sentido, ocupa un lugar de privilegio para comprender ese escudo. Por citar el último ejemplo fresco de la democracia: Carlos Menem, al cumplir una década en la Casa Rosada, no tuvo ni por asomo la imagen positiva que aún posee la jefa de Estado. Ocurre que es tan cerrado el apoyo de un tercio de la sociedad hacia el oficialismo que por más que la Presidenta entre en contradicciones con su propia política fundacional, como en este caso, ese núcleo duro la seguirá acompañando aún sin argumentos concretos para hacerlo. “Lo que está enfrente es peor”, suele ser la justificación de muchos adherentes oficialistas para no cuestionar decisiones incómodas como ésta, como la no suba del mínimo no imponible de Ganancias y como el apoyo a dirigentes altamente sospechados de corrupción como el vicepresidente Amado Boudou.

Ese blindaje le permite al desconocido candidato oficialista Martín Insaurralde no estar muy lejos de Sergio Massa en las encuestas bonaerenses aún sin haberse pronunciado seriamente sobre temas básicos como la inseguridad, la inflación y la propia designación de Milani, acusado de delitos de lesa humanidad durante la dictadura. Esos votos son de Cristina e irán adonde Cristina diga, lo que no deja de ser una gran virtud de la Presidenta a más de una década de haber asumido su esposo en el poder. Cada vez queda más evidenciado que no existen ni los disensos más mínimos en las filas del oficialismo. Todos deben apoyar todo lo que haga el Gobierno y si no hacer silencio, tal como eligió Rodolfo Urtubey, siendo el único candidato a senador por Salta que no criticó la designación de Milani.

Ese alineamiento irrestricto que tienen los militantes oficialistas termina exponiéndolos hasta niveles insospechados e, incluso, limando parte de su credibilidad ante la opinión pública; desgastando así en realidad no solo la confianza de los dirigentes sino la de todo el movimiento. Esta semana le tocó ni más ni menos que a la histórica Estela de Carlotto, quien defendió a Milani con una controvertida frase en una entrevista con El Tribuno: “En el Nunca Más hay miles de mencionados y no todos son genocidas”. Nadie en el kirchnerismo salió a criticar esa definición, lo que en los hechos implica un aval generalizado. ¿Quién hubiese imaginado alguna vez que la presidenta de Abuelas defendería a un presunto genocida? La respuesta se cae de madura: nadie.

Esa falta de mínimo debate dentro del kirchnerismo explica parcialmente porqué no hay un sucesor claro para Cristina y porqué existen candidatos híbridos como Massa, que quieren llegar de intendente a presidente. ¿Cómo puede trascender un nuevo liderazgo si ninguno puede pensar por sí mismo? Esa situación puede derivar en un complejo escenario para 2015, donde pese al respaldo que aún tiene la Presidenta podría terminar reemplazada por alguien ajeno a su proyecto político. Allí entra también el gobernador Daniel Scioli, quien hoy parece muy alineado, pero en el mediano plazo difícilmente lo siga siendo.

El proselitismo

La campaña electoral que finaliza en menos de dos semanas entró a su tramo final con una fuerte mezcla de gestión con proselitismo, o mejor dicho de utilización estatal en beneficio de algún candidato. Eso es algo que se nota demasiado en el kirchnerismo por ser el que más distritos conduce, pero que no le es ajeno a la oposición en varios municipios y ciudades como la Capital Federal.

La devolución del impuesto a las ganancias descontado en el último aguinaldo parece una medida de gestión, pero es también una de campaña. ¿Por qué? Básicamente porque se eligió el momento para dar la noticia después de haberle sacado parte del aguinaldo a los trabajadores. Si la decisión estaba tomada con anterioridad, ¿por qué no se evitaron los descuentos desde un inicio? La respuesta solo puede darla la Presidenta. En la oposición tampoco pueden criticar demasiado eso, ya que Mauricio Macri inauguró dos estaciones de subte esta semana y también puso en marcha el metrobús. Todo eso en la última semana en la que podían hacerse anuncios de gestión. Mucha casualidad, ¿no?

La ecuación parece ser más simple de lo que aparenta: los votos que no se consiguieron hasta ahora difícilmente puedan obtenerse antes del 11 de agosto, pero sí antes del 27 de octubre. Insaurralde sabe que tiene pocas chances de ganar en dos semanas, pero también conoce las encuestas que marcan que pudo descontarle algunos puntos a Massa solo por hacerse conocido. ¿Le alcanzarán los dos meses entre elección y elección a Cristina para consolidarse en Buenos Aires? Tiempo al tiempo.

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