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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El desafortunado ataque de Fortuny

Sabado, 06 de julio de 2013 20:05
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“­Fortuny no es afortunado!”, se escucho sentenciar a un habitué del bar, y la frase, como un contagioso pregón se instaló entre los ocupantes de las otras mesas como tema de conversación.

-¿Rubén Fortuny no es afortunado?, preguntó otro parroquiano. ­Caramba! Su apellido parece indicar lo contrario!

Y un tercero apuntó que “no todo lo que brilla es oro”.

El origen de esta especie de trova política-cafetera, que indudablemente ganó otros ámbitos, está en el desventurado ataque a través de Twitter (la misma vía que utiliza Cristina para difundir sus perturbadas ocurrencias) contra el intendente municipal de nuestra ciudad capital, Miguel Angel Isa.

Pero la embestida verbal contra el funcionario fue un tiro por elevación. El ataque, en verdad, estaba dirigido a Evita Isa que competirá con el ofensor en las primarias del Partido Justicialista (PJ). La campaña para estas elecciones comenzará el próximo viernes. Hasta en eso el ex ministro de Trabajo se mostró desubicado.

La razón de la injuriosa acometida está en la ya notoria preferencia que los peronistas de esta ciudad y del resto de la provincia tienen por Evita Isa, en desmedro de Fortuny.

Al parecer Rubén Fortuny creería que agraviando al padre perjudicaría a la hija, sin advertir que esa actitud lo descubre ante los ojos de la población, y de sus propios compañeros, como alguien capaz de valerse de insultos, supuestos y otras bajezas para lograr su propósito.

Fortuny, precandidato a diputado nacional, asimiló a la perfección, hay que reconocerlo, las enseñanzas que le dejó su permanencia en el gobierno de Juan Manuel Urtubey, ducho en lanzar infundios y ultrajes a granel, y en tratar de descalificar a sus adversarios.

La conducta de Rubén Fortuny contrasta con la actitud asumida por los Isa: el intendente, atinadamente, no le contestó. Y Evita eligió no polemizar, dejando solamente una clara señal de su talante: “Tengo el mayor de los respetos por todos los adversarios. Creo más en nuestra fuerza y energía que en los agravios.”

Y minimizó con solvencia de espíritu el desafortunado ataque sufrido: “Son excesos de campaña”.

A Rubén Fortuny la fortuna la fue esquiva. Y quedó en orsai.

Y no es un simple juego de palabras.

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