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Estas cosas pasan: reunión de compañeros de trabajo en una casa amplia, para cenar y repasar anécdotas. Una mesa generosamente servida. Música suave de fondo. Ningún indicio de preocupación a la vista, hasta que una de las comensales levanta la vista y cae en la cuenta. “Somos 13!”, exclama con sincera preocupación. “Trece personas en una cena es mala suerte. Muy mala suerte”, asegura. Su convencimiento se remonta a una escena bíblica: trece apóstoles cenaron con Jesús en la noche fatídica de la traición de Judas. La comensal se remueve incómoda en ese miedo casi místico hasta que llega un decimocuarto invitado. Recién entonces respira aliviada.
Un especialista en fobias podría encuadrar este caso en un trastorno conocido como triscaidecafobia (miedo al número 13). Esta fobia, por supuesto, está vinculada a la creencia de que este número es de mal augurio. También existe la “paraskavedekatriafobia”, que es sinónimo de miedo irracional a los viernes 13.
Los trastornos emocionales conocidos desde la psicología como “fobias” se caracterizan por un miedo intenso y desproporcionado ante determinados objetos o situaciones. Aunque parezca exagerado, este mal afecta a una de cada veinte personas en el mundo. Entre las fobias hay algunas que, por su rareza, parecen una invención literaria de Gabriel García Márquez, pero son bien reales. Es el caso de la triscaidecafobia. Otras fobias extrañísimas son:
Fobofobia (miedo a tener miedo): se trata de un paradójico “miedo al miedo”. Los pacientes temen contraer una fobia que merme su calidad de vida o los incapacite.
Itifalofobia (miedo a una erección): ¿qué le espera a una pareja de itifalofóbicos? Las personas que sufren este trastorno tienen un miedo irracional a observar, experimentar o pensar en una erección del pene.
Hipopotomonstrosesquipedalifobia (miedo a pronunciar palabras largas): parece broma, pero hay quienes tienen miedo a pronunciar palabras largas. Esta fobia también engloba a quienes se muestran especialmente aprehensivos a pronunciar mal vocablos complejos. Para que las personas que tienen este temor puedan decir el nombre de su fobia sin caer en un ataque de pánico también se utiliza la palabra “sesquipedaliofobia”, lo cual no es de gran ayuda.
Eufobia (miedo a escuchar buenas noticias): aunque parezca mentira, algunas personas prefieren escuchar siempre malas noticias. Es el caso de los eufóbicos, que no soportan las buenas nuevas. Es comprensible entonces que se pasen el día entero viendo canales de TV que se especializan en difundir “pálidas”.
Ergofobia (miedo al trabajo): el estrés asociado generalmente al trabajo se agudiza en quienes padecen esta fobia. Estas personas sufren todo lo que esté asociado a una jornada laboral común. No es fiaca, es fobia.
Somnifobia (miedo a dormir): quienes padecen esta fobia evitan dormir por miedo a no despertar nunca más. Buscan el insomnio voluntariamente.
Calvicie, espejos, roces y el 666
El listado de fobias extrañas es larguísimo. También se pueden mencionar miedos que tienen que ver con la propia imagen: falacrofobia (miedo a quedarse calvo): también se conoce como peladofobia. El objeto del miedo es el hecho de pensarse calvo o ver a las personas con calvicie. Al parecer, el origen de esta fobia se remonta a alguna experiencia traumática que, de alguna manera, fue vinculada con una persona sin cabello.
Eisoptrofobia (miedo a los espejos): el pánico ante los espejos o superficies que reflejan podría asociarse con el temor supersticioso a romperlos y tener mala suerte.
Afefobia (miedo a ser tocados): ¿de cuántos placeres se privarán los afefóbicos? Estas personas muestran un disgusto y rechazo permanente a ser tocados. Quienes sufren de este mal no soportan el contacto físico de los demás. Ni un roce.
Hexakosioihexekontahexafobia (miedo al número 666): para abreviar, triplehexafobia. Este temor tiene su origen en el verso del Apocalipsis que asegura que este número está vinculado con el Anticristo. Otra fobia con anclaje bíblico.
Otro tema
La fobia, o temor irracional y extremo a un objeto o situación, puede llevar a las personas a huir despavoridas ante un simple espejo, a evitar las palabras largas, a someterse a cualquier receta o tratamiento con tal de evitar la calvicie, a provocarse el insomnio por miedo a no despertar, a saltearse el número 13 siempre que sea posible.