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Y aunque griten y pataleen los vecinos de toda Salta, nadie parece escucharlos. Esta vez se juntaron las quejas de varias víctimas de la basura y la inseguridad en una vasta zona comprendida por las calles Belgrano, Brown, Bolívar y España. Los vecinos, que se comunicaron con la línea directa de El Tribuno, dicen que llevan años reclamando por estas cuestiones y nunca reciben una respuesta que demuestre en los hechos la consideración que se merecen.
La señora Mirta, que pidió la reserva de su apellido por temor a “represalias”, contó que “en la calle Bolívar está la Dirección de Trabajo y el pasto llega a las ventanillas de los autos. Lo cortan cuando ya no pueden pasar. Por la Belgrano todo es pura roña porque sacan las bolsas con basura del IPV y de las otras oficinas, a las 2 de la tarde y el camión de la basura pasa a las 11 o 12 de la noche. Esto pasa hace unos años. La zona era linda antes. En otra época estas oficinas tenían jardín y había personal de maestranza que se ocupaba de sacar la basura a la hora adecuada”.
Perros y restos de comida
Otro vecino de la zona se quejó porque “hay gente que vende comida en la puerta del Registro Civil sobre calle Brown, y no hay problema con el trabajo de la gente pero sí con la basura que dejan porque como son restos de comida, los perros destrozan las bolsas y dejan todo desparramado en la calle. Hemos presentado muchas notas con los vecinos de la zona. Hace años que venimos luchando pero nadie atiende nuestro pedido, es una falta de respeto a los vecinos y una burla a la buena convivencia lo que pasa en esta parte de la ciudad”.
Obras sin seguridad ni control
Sobre la calle Bolívar están haciendo refacciones en las oficinas del Ministerio de Trabajo y María Nilda aseguró: “la mugre es tremenda. Esperemos que la obra termine antes que lleguen las lluvias porque toda la basura que dejan es la que tapa los desages pluviales y esta zona se inunda muchísimo”.
Susana acotó que “sobre la España, entre Bolívar y Brown (frente al SAMEC), están haciendo un edificio y no hay seguridad para los peatones. Es una jungla. No se puede transitar por la vereda, no han puesto ni un andarivel para la gente. Yo un día caminaba por esa vereda rota, no quería pisar la calle por temor a ser atropellada, y me caí. Hablé con el encargado de la obra, quién me escuchó con respeto, pero nunca hicieron algo para mejorar. Quizás esperan que pase una desgracia para actuar. Las autoridades no controlan las obras en la vía pública ni la seguridad de la gente. Ni siquiera lo hacen ahora cuando necesitan que los votemos”.
Amor y otras yerbas
También hablaron de los fines de semana, cuando los jardines e inmediaciones de las oficinas públicas de esa zona se convierten en una “villa cariño”. “Las parejitas salen de fiesta y después se aposentan por ahí a tomar y a hacerse arrumacos. Muchas veces gritan, pelean y se arman unos tremendos escándalos. Llamamos a la Policía y si no dan bolilla al problema. Sabemos que no es solo alcohol lo que corre por las calles”, dijo Mirta y acotó: “ya no es como antes la zona, nadie puede salir tranquilo a dar una vuelta cuando está oscuro. Te roban en moto o a pie, ves gente extraña parada por todos lados. No se puede confiar”.
Las plazas, una deuda
Se acerca la época del Milagro y Salta se llenará de fieles al Señor y la Virgen. Este año la ciudad no mostrará sus galas en las plazas, que mucho se parecen a un desierto, a menos que en tres semanas se haga un plan intensivo y mágico para cambiarles la agreste cara que tienen hoy los espacios “verdes”. La Plaza Belgrano, al igual que la 9 de Julio y el Parque San Martín, centros de reunión de salteños y turistas, permanecen en un deplorable estado. Se anunciaron planes de parquización y de obras, pero no se han llevado a la práctica aún, porque a la vista de cualquier transeúnte, siguen las raíces de los árboles descubiertas, las palomas son muchas y dueñas, no hay canteros y mucho menos, flores. Gran parte del parque, sigue enrejado por obras que no terminan.