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Uno ve determinadas películas ambientadas en el llamado Lejano Oeste norteamericano que cuentan la historia de un personaje que, a fuerza de prepotencia, intimidaciones y palizas y, en ocasiones, algo peor, intenta apoderarse de un pueblo. Tiene a sus órdenes a un grupo de delincuentes “todo terreno”, que lo secunda ciegamente. El personaje domina a la policía y al juez lugareño. Él es una suerte de intocable.
Pero si uno lee las noticias de los diarios, advierte que no hace falta acudir a la ficción del cine para verse envuelto en tramas como la descrita. Advierte que actualmente en su propia provincia, a unos pocos cientos de kilómetros de su ciudad capital, suceden asuntos similares al que narra el cinematógrafo.
Un vecino de El Quebrachal, localidad de el departamento de Anta, Roberto Fabián Giménez, denunció ante nuestro diario, que una banda de patoteros, comandada por “Ino” Palomino, hijo del diputado provincial Pedro Sández (con caprichoso acento en la “a”), fue golpeado hasta dejarlo por muerto en terrenos posteriores de la vieja estación de servicios del mencionado pueblo (ver edición de El Tribuno del jueves 19 de este mes, página 34).
La víctima quedó inutilizada física y moralmente. Giménez fue golpeado porque denunció a la patota de Palomino por robo calificado. La denuncia no prosperó, pero sí la represalia patoteril. La policía, bien, gracias.
Aseguró Giménez que cualquier denuncia que se realice en la policía contra la banda del hijo de Pedro Sández va a parar a oídos del “capo”, que envía a sus esbirros contra el denunciante.
Roberto Fabián Giménez no fue el único damnificado por la acción de Palomino y sus secuaces. Ángel Alberto Ruiz fue golpeado malamente a las puertas de la comisaría cuando intentó denunciar a “Ino” Palomino por haberlo agredido. Y hay más.
El diputado Pedro Sández que, cuchillo en mano, le hizo un reclamo al entonces ministro de Salud de la Provincia, Claudio Piorno, integra el Consejo de la Magistratura, espacio que comparte, sin ser abogado, con el todopoderoso Pablo López Viñals, procurador general de la Provincia, y con el presidente de la Cámara de Diputados, el conocido Indio Godoy.
Lo que sucede en el departamento de Anta no son meras sandeces. ¡Otra que una historia del Farwest!
Este orsai (que no se enteren que yo se los cobro) será compartido por “Ino” Palomino, por su papá, y por el gobierno urtubey-cristinista que hace la vista gorda ante estas aberraciones.