inicia sesión o regístrate.
Como anunciaban las encuestas europeas, Tokio, capital de Japón, fue elegida la sede de los Juegos Olímpicos 2020. En la elección final superó a Estambul con 60 a 36 votos. Antes, la ciudad más poblada de Turquía había dejado afuera a Madrid, 49-45, luego de un inédito empate. La decisión final la tomó el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) saliente, el belga Jacques Rogge. Tras la mención, estalló la delegación nipona en el hotel Hilton del barrio porteño de Puerto Madero en la histórica elección que se realizó en Buenos Aires.
La capital japonesa volverá a tener la cita máxima del deporte mundial luego de los Juegos que organizó en 1964. También había sido elegida en 1934, pero la Segunda Guerra Mundial y el posterior ataque nuclear sobre Hiroshima obligó a una reconstrucción que le quitó la posibilidad en esa ocasión. Además, Japón supo albergar en dos ocasiones los Juegos de Invierno: Saporo 1972 y Nagano 1998.
Durante su presentación final en la mañana de ayer, la capital nipona, de 13 millones de habitantes, había apostado por unos Juegos Olímpicos “muy compactos”, según anunció Tsunekazu Takeda, presidente de la candidatura de Tokio 2020.
En la balanza que se inclinó a favor de Tokio parece que reformar parte de las instalaciones que utilizó en los Juegos de 1964 se impuso por el desastre nuclear de la central de Fukushima. Ese fue uno de los temas centrales de la exposición final japonesa, en la que con su habitual simpatía para expresarse gestualmente, siempre con una sonrisa en la cara, iniciaron y cerraron su alocución.
Ante los miembros del COI, el primer ministro Shinzo Abe garantizó que la crisis “está bajo control” porque “nunca ha tenido y tampoco tendrá un impacto sobre Tokio”. “El impacto del agua contaminada se ha bloqueado 0,3 km cuadrados”, precisó. Entre Tokio y Fukushima hay una distancia de 220 kilómetros.
Tras la exposición de 45 minutos de la delegación nipona, la sesión de preguntas y respuestas también giró alrededor de las eventuales fugas de la central devastada por el tsunami, principal duda que giraba en torno a la candidatura de Tokio.
En cambio, Abe se mostró más cómodo cuando sostuvo que Tokio “es la ciudad más segura del mundo y la número uno en transporte público”. Además, indicó que en la capital japonesa “hay disponibles 4.500 millones de dólares en un fondo aprobado y asignado para la construcción de sedes deportivas”.
El proyecto incluye un total de 36 instalaciones, de las cuales 15 ya existen, 10 más serían temporales, 9 serían nuevas y 2 más ya están en proceso de construcción. La mayoría de ellas estarán en un radio de apenas 8 kilómetros, lo que asegura que los atletas tengan un máximo de 20 minutos de traslado por el cinturón olímpico, a través del imponente sistema de transporte público, considerado uno de los mejores del mundo.
Para la Villa Olímpica, que se construirá sobre la isla de Harumi, propone un área de 44 hectáreas que, después de los Juegos, tendrá un uso residencial. Los Juegos Olímpicos de Tokio transcurrirían entre el 24 julio y el 9 agosto de 2020 y los Paralímpicos del 25 de agosto al 9 de septiembre, lo que implicaría que ambos se celebrarían en un clima muy caluroso y húmedo. En una nueva elección de los JJOO, Buenos Aires estuvo por primera vez bajo la mirada mundial.
De la euforia nipona a la tristeza española
Tokio disfrutó de su tarde perfecta bajo una muy lluviosa Buenos Aires, al haber sido elegida por segunda vez como organizadora de los Juegos Olímpicos 2020. Antes de la gran final, Estambul había sorprendido al eliminar a Madrid.
Luego de que el presidente del COI abriese el sobre, el nutrido grupo de turcos que poco tiempo antes estallaron de alegría tras eliminar a Madrid, miraban hacia el piso, como un chico al que le quitaron la ilusión.
Pero más duro fue el golpe recibido por los madrileños, quizás el más dolorosa en sus cuatro postulaciones anteriores. En los días previos al inicio de la sesión del COI, la delegación española desplegó todo su poder de lobby en busca de captar los votos necesarios para concretar el viejo anhelo olímpico.
Su propuesta de unos Juegos austeros, acorde a la situación económica de su país y de muchos otros de Europa y el mundo, no terminó por convencer a los miembros del COI. Antes de la primera definición, el príncipe Felipe de Asturias metía presión al señalar: “Toda España quiere los Juegos, hay una sola razón: darle un futuro brillante a nuestros hijos”.