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Cada vez que juega la Selección, muchos sienten la necesidad de llegar a sus casas o al punto de encuentro a tiempo para poder disfrutar del partido. Esta vez, Argentina jugó en un horario complicado y esto se evidenció en el centro de la ciudad, donde a las 12.30 había cientos de personas esperando subir a un colectivo; y se les complicaba porque todos pasaban desbordados en su capacidad.
Una vez que comenzó el partido, las calles enmudecieron; algunos vendedores ambulantes del Hogar Escuela escuchaban por radio y comentaban el partido entre ellos, sintiéndose cerca de la Selección.
Y dentro del establecimiento se vivió algo único, con casi la totalidad de sus alumnos viendo el partido en la pantalla que instaló el Incaa y alentando con cotillón que ellos mismos habían preparado.
“Vamos, vamos Argentina”, fue el hit de los más chiquitos.