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Expiraba el año 79 y el fútbol del interior sufría un preocupante estancamiento, y partido tras partido el sueño de Valentín Suárez languidecía.
Suárez, un visionario dirigente de clara y definida extracción peronista (también expresidente de Banfield) propuso desdoblar los torneos y darle participación a los clubes del interior.
A partir de 1967 y hasta mediados de la década de 1980 se disputaron el Torneo Metropolitano y el Nacional en cada temporada, cobrando un gran impulso. Se iniciaba la década del 80 y Julio Grondona empezó a mirar con un sentido más participativo al fútbol chacarero, una expresión que resumía el pensamiento y la filosofía del fútbol regional.
Muchos dirigentes recogieron el guante y conformaron grandes equipos, que jugaban de igual a igual con los del fútbol más profesionalizado. Los casos más emblemáticos fueron Atlético Ledesma y Altos Hornos Zapla, que conformaron grandes equipos, brindaron espectáculo y sumaron calor popular.
Julio Grondona, por ese entonces era presidente de Independiente pero empezaba a construir un proyecto desde el interior hacia el centro del país, en una especie de federalismo futbolístico que buscaba su espacio.
Fueron varias las oportunidades que don Julio llegó a la región jujeña en busca de desarrollar su proyecto. En aquel entonces pude entrevistarlo varias veces en Jujuy, mostraba una imagen tierna y paternal.
Siempre con su poncho marrón al hombro, lo vi sostener diálogos abiertos y de una profunda sencillez, tratando de sumar adherentes en esa desigual batalla.
Después llegó la AFA y ese bajo perfil sufrió un cambio sustancial. Quizá las cálidas y amigables charlas mantenidas en distintas ciudades del interior fueron quedando en el olvido, producto de la importancia que la figura de don Julio empezó a tener. Tal vez las presiones, las críticas permanentes, los "enemigos" que se fueron sumando empezaron a transformar ese rostro afable.
Y qué decir cuando llegó su inserción a la FIFA, con sede en Zurich, ocupando el segundo cargo en importancia. Llegaron los mundiales, el manejo de una sustancial "caja" en euros con absoluta libertad.
A partir de ahora muchos amigos lo recordarán como el hombre que fue y no cambió. Aquel hombre obstinado que en la década del 80 con la aplicación de un proyecto integrador supo sacar al fútbol chacarero de su estancamiento. Mientras el interior empezó a acercarse al cálido fogón de la calle Viamonte, don Julio y su poncho marrón le empezaron a ganar a la melancolía.