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La guerra de Diego Maradona contra la FIFA es eterna. A diferencia de otros cracks que dejaron una huella profunda en el fútbol mundial, el astro argentino nunca fue condescendiente con el “poder” de la pelota y enfrentó siempre a los que tejen los negocios y se enriquecen a costa del fútbol. En eso, siempre fue coherente: lo fue en su época de jugador y lo ratifica hoy, en su nueva etapa de comentarista (co-conduce junto a Víctor Hugo Morales, todos los días desde Brasil por la cadena Telesur, un programa sobre la Copa del Mundo, con tinte latinoamericano).
Pero a su guerra contra la FIFA, en los últimos días Diego le añadió una nueva batalla, esta vez en la trinchera opuesta de Julio Grondona, el presidente de la AFA y vice del organismo internacional. Y se exacerbó tras la victoria de Argentina a Irán y los polémicos comentarios de Don Julio y su obediente hijo Humberto, tildando de “mufa” al astro mundial. Como réplica, Maradona trató de “ladrón” al dirigente argentino. Además, otra gota que rebalsó el vaso fue la defensa de Diego a Luis Suárez por la sanción impuesta al uruguayo tras el mordisco al italiano Chiellini. Además, el “10” denunció sobornos y actos de corrupción de la FIFA y cuestionó a sus dirigentes por su avanzada edad.
Esto sacó de las casillas a Josep Blatter, quien por injerencia directa de Grondona, decidió sacarle a Maradona la credencial que le permite acceder a los partidos del Mundial.