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A pesar de que se encuentran ubicados a solo 5 km de la ciudad de Orán, sus habitantes no cuentan con ninguno de los servicios básicos: ni energía eléctrica, agua corriente, cloacas o gas natural.
Son 47 familias que viven de la producción de banana, papaya, palta, mandioca y cítricos. Su territorio comprende una lonja de unas 220 hectáreas, de este a oeste, que bordean por el sur el río Blanco.
Junto al programa ProHuerta, del INTA, mejoraron sus técnicas de cultivo, aunque todavía podrían optimizarlas más. Solo que hay un pequeño gran inconveniente: no tienen el servicio de energía eléctrica. Desde hace tiempo piden la instalación del servicio sin ninguna respuesta hasta el momento.
"Con la luz podrían mejorar la producción en cuanto a la conservación de lo que cultivan. Por ejemplo, la banana se cosecha toda al mismo tiempo y se descompone rápidamente. Con una cámara de frío, podrían conservar por más tiempo el fruto y poder así negociar mejor el precio de su trabajo", dijo Alcira Figueroa, de ProHuerta.
El Tribuno visitó la comunidad. Juana, una vecina de la zona, contó que el proyecto de instalar la luz data de hace dos años, sin concretarse.
"Nosotros presentamos todo para que Edesa nos ponga la luz. El año pasado vinieron unos ingenieros, sacaron unas medidas y dijeron adónde irían los postes. A principio de este año vinieron la última vez y de ahí nunca más. Ahora que pasaron las elecciones ya no tenemos esperanza porque nos dijeron que los postes fueron puestos en Orán", relató Juana.
Ante esta falta de respuestas comenzaron a organizarse y a canalizar sus demandas a través de la comunidad. Así lograron el apoyo de instituciones como el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), entre otros, además del INTA.
Consiguieron un pozo de agua con el cual se proveen del líquido elemento para todas las casitas del lugar y sus respectivas zonas de cultivo. Solo les falta la luz para despegar en uno de los últimos bastiones del pequeño campesinado que abastece de frutas y verduras a las ciudades del norte salteño.